La cartelera de verano no se llena únicamente con películas familiares y comedias románticas. En algunas ocasiones, se encuentran algunas pequeñas joyas de entretenimiento, como es el caso de El perfecto anfitrión, una mezlca de thriller y comedia negra que mantendrá en su butaca al espectador durante 90 minutos.
La historia comienza cuando John Taylor, después de robar un banco, busca un sitio donde pasar la noche. Herido y con la policía buscándolo, llega a un barrio bienavenido, y tras varios intentos, engaña a Warwick Wilson, haciéndose pasar por un amigo de un amigo para que le deje quedarse un par de horas en su casa.
Una vez dentro, intentará por todos los medios que el señor no se entere de su condición de delincuente, pero a medida que las copas de vino se van llenando, John Taylor descubrirá que las apariencias engañan, y se verá envuelto en situaciones de lo más insólitas.
La trama, aunque parece una composición de retales de otros filmes del mismo género, mejora por minutos. Con unos giros dramáticos que sólo algunos expertos se esperan, el largometraje provoca tensión en el espectador desde el principio hasta el final. Sin embargo, se aprecian algunos recursos cinematográficos de lo más vistos o predecibles, como la historia paralela del ladrón de banco, un intento de ablandar el corazón del público, o el tópico de la vecina cotilla, que hace pensar en esas escenas: “no te metas ahí”.
En un intento de complicar más el argumento y de sorprender al más cinéfilo, el director riza el rizo demasiado, llegando a incluir algunas escenas de lo más innecesarias. Pero los defectos quedan eclipsados por el resto de los elementos de esta primera obra de Nick Tommay.
Se quedarán maravillados con la actuación de David Hyde Pierce, más conocido como el hermano psicótico de la serie Fraiser. Es simplemente magnífica. Encarna de manera soberbia al perfecto anfitrión que quiere que su invitado esté cómodo en su visita, pero también el doble fondo que esconde este personaje tan complicado. El resto del elenco interpreta su papel de manera correcta, pero no hay nada que destaque: Pierce es el protagonista, y junto a Clayne Crawford, forman una comedia negra espléndida.
No llegará a considerarse como una obra maestra, pero puede hacerle competencia a una cartelera de verano medio vacía. No esperen una comedia veraniega, pero pueden prepararse para alguna que otra carcajada… de incredulidad.
Glady de la Cruz