Cuando la zarzuela todavía no existía como género, Lope escribió una comedia con orquesta, “La selva sin amor” que, según sus palabras en la dedicatoria al Almirante de Castilla, era “cosa nueva en España”. Se estrenó en el Alcázar de Madrid en 1629, y la autoría de la partitura, que no se conserva, parece ser de Filippo Piccinini según algunos estudiosos, o de Mateo Romero, si escuchamos a Barbieri. El término “zarzuela” no aparecerá hasta más tarde: el mismo Calderón define este género, en la Loa de “El laurel de Apolo” (1658). Volviendo a Lope, sabemos que sus comedias tienen un claro origen popular, y así el pueblo las ha disfrutado y aplaudido reconociéndose en sus personajes y las historias que plantean. No es pues extraño que pocos siglos después, importantes libretistas de zarzuela y músicos de prestigio hayan recurrido a Lope como fuente literaria. Así ocurre en las tres magníficas obras que presentamos como muestra:
Doña Francisquita
Se estrena el 17 de octubre de 1923, música de Amadeo Vives, libro de Federico Romero y Guillermo Fernandez-Shaw. Inspirada en “La Discreta enamorada” de Lope de Vega, 1604-1608. Los personajes principales de esta zarzuela: Francisquita, Fernando, Aurora la Beltrana, Francisca y Don Matías, están inspirados respectivamente en Fenisa, Lucindo, Gerarda, Belisa y el Capitán Bernardo de “La Discreta enamorada”. Los enredos de Francisquita, empezando por el episodio del pañuelo que ésta tira al suelo, tienen su antecedente en esa obra de Lope. Fenisa aprovecha que el capitán Bernardo quiere hacerla su esposa para que Lucindo, el hijo de éste, se sienta atraído por ella y olvide su antigua pasión por Gerarda, una mujer “libre” que no desdeña otros amores.
La villana
Se estrenó el 1 de Octubre de 1927, también obra de Amadeo Vives y Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Basada en “Peribáñez y el Comendador de Ocaña” de Lope (1614). La canción – un romance – que se escucha a un campesino haciendo alusión a la fidelidad de la mujer de Peribáñez y al símbolo de la capa de labrador, es la base principal de la obra de Lope, canción que se mantiene en La Villana; la estrofa final trae las palabras de Casilda como respuesta tajante a los requerimientos amorosos del Comendador:
“Más quiero yo a Peribáñez con su capa la pardilla que no a vos, Comendador con la vuesa guarnecida”.
Esta “capa la pardilla” será en la zarzuela “La capa de paño pardo”, la bellísima romanza de Casilda. Otro testimonio de Lope en esta obra: la canción “Trébole”, alegre, fresca y popular.
El hijo fingido
Jesús María de Arozamena y Victoria Khami, la esposa del maestro Rodrigo, colaboraron en la adaptación de dos obras de Lope “¡De cuándo acá nos vino!” (1633) y “Ramilletes de Madrid”, y así nació “El hijo fingido”, comedia lírica como gustaba de llamarla Joaquín Rodrigo, el autor de la partitura. Se estrenó en el Teatro de la Zarzuela el 5 de diciembre de 1964… y a pesar de su indudable calidad, no se ha repuesto hasta febrero de 2001… Desde entonces, no sabemos que haya vuelto a disfrutarse en los escenarios. Además de la música del Maestro Rodrigo, bella y evocadora, esta obra tiene gran interés por la adaptación de los textos clásicos: los autores del libreto han sabido mantener no sólo la esencia, sino la presencia de Lope y de otras glorias de nuestras letras, como ocurre con la Cavaletta de Leonardo (nº 12) o la Romanza de Angela (nº 23 ).
María Teresa García