Parece que los sacerdotes no pueden participar en el concurso de la ‘telerrealidad’ más famoso de la televisión. Dicha conclusión se infiere del comunicado que envió el Arzobispado de Barcelona con motivo de la participación del Padre Juan Antonio Molina Sanz en el prograna televisivo ‘Gran Hermano’, en contra de una orden explícita de su Provincial, el Padre Wilfredo Arribas Sancho.
El Arzobispado de Barcelona «suspende a divinis» al cura de ‘GH 12+1’ y le prohíbe llevar a cabo todo trabajo pastoral por los fieles, celebrar la Eucaristía, predicar y confesar a los feligreses. Esta pena tiene efecto desde el mismo momento en que el Padre Juan Antonio cruzó la puerta de ‘GH’, al desobedecer la orden de su Provincial.
Según el decreto de suspensión, el sacerdote más televisivo de la tele estará sancionado temporalmente hasta que tenga un «deseo sincero de cambio y de conversión». A sabiendas de los efectos negativos que podría tener su participación en el programa, el cura finalmente decidió entrar en el reality show.
De nuevo, el programa que conduce Mercedes Milá logra lo que persigue edición tras edición: la polémica.
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