«Dado que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros», así anunciaba el pasado 21 de diciembre la escritora Lucía Etxebarría que dejaba de escribir. Paradójicamente la araña se ahoga con su misma tela. Echemos la vista atrás. Si Etxebarría se queja por la piratería hay que subrayar que antes la primera pirata fue ella. Ni respetó los derechos de autor, ni pudo demostrar lo contrario.
Puede ser que Interviú, como todas las publicaciones, pase unos turbulentos años, pero no hay que negar el valor de su hemeroteca. La revista del Grupo Z acusó en 2001 a Lucía Etxebarría por plagiar en su poemario ‘Estación de Infierno’ al poeta leonés y premio Nacional de Literatura, Antonio Colinas.
Pero además también reveló que había utilizado frases enteras literales del libro ‘Nación Prozac’ de la periodista estadounidense Elizabeth Wurtzel para la obra que le dio la fama en 1997 ‘Amor, curiosidad, Prozac y dudas’.
La escritora sólo pudo defenderse acusando a la revista de que se estaba haciendo una campaña mediática contra ella porque de la denuncia que le interpuso, Interviú salió absuelta en 2003 al determinarse que «la revista dio información veraz» y «Etxebarría plagió a don Antonio Colinas».
La tercera demanda por «apropiación indebida» y «vulneración del derecho de propiedad intelectual» le llegó por el psicólogo Jorge Castelló argumentando que la escritora le había copiado párrafos enteros de su artículo ‘Dependencia emocional y violencia doméstica’ para escribir su libro ‘Ya no sufro por amor’ (2005). Esta vez no hubo juicio porque ambos llegaron a un acuerdo por 3.000 euros.
Lesbianismo, desnudos y amenazas
La polémica siempre ha sido el punto de partida de esta escritora, quien en sus inicios y coincidiendo con la promoción de una de sus primeras novelas ‘Beatriz y los cuerpos celestes’ (1998) aseguró que mantenía relaciones sexuales con mujeres. Lacra que le costó quitarse de encima y de la que siempre dijo que no entendía por qué ‘El Mundo’ le había puesto el cartel de «lesbiana».
Ahora ella misma se queja también de la polémica que ha levantado su desnudo en la red. «Me gusta hacerme fotos como a Scarlett», defendía este martes. Otro plagio, quizá. Y otra forma de saltar a la palestra de un modo innecesario. Innecesario porque dormíamos mejor antes de ver eso. A pesar de todo, a esta escritora le debe gustar tejer cuerda para ahogarse. Porque si en un primer momento dijo que retiraba su desnudo integral en Facebook por miedo a que le cierren la página por pornografía, poco después colgó otra semejante pero con ropa interior y luego alegó que alguien cercano había entrado en su cuenta y publicado las imágenes. ¡Increíble! Simplemente increíble. Nos creíamos que alguien ‘hackeara’ el teléfono de Johansson y debemos creernos esto, por la presunción de inocencia, más que nada, pero los antecedentes de la escritora llevan a lo contrario.
Aún colea -apenas han pasado 4 años- la acusación de malos tratos de la escritora Asunción García por parte de Etxebarría. Narraba el diario ‘El Mundo’ el 23 de enero de 2008 cómo Lucía le pidió a su compañera que abandonara su piso de Lavapiés. Contaba que Asunción le pidió tiempo para eso y la respuesta de la escritora fue cogerla por el cuello, golpearla y gritarle «Eres una parásita, te voy a hundir».
No escribirá más libros según dice, pero seguro que seguirá escribiendo más capítulos de su vida que seguirán dando que hablar.
Eva Díaz