lunes, noviembre 25, 2024
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El hijo de Ana Obregón quiere ser rapero

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Revuelo 2.0 por la incorporación del Dj francés al cartel del FIB. Cenizas sobre el pelo, rasgar de blusas estampadas, gafas de pasta empañadas y demás parafernalia indie-pendiente. Como si no supiéramos desde hace tiempo que esto de la música consiste, en la mayoría de casos, en hacer caja.

Aquí nos tiramos del pelo, pero lo cierto es que los guiris se lo están haciendo encima del gusto. Sol, playa, alcohol tirado de precio y un festival de tres días en los que ver a algunos de los grupos punteros de Reino Unido. Eso es, en resumidas cuentas, el FIB.

La etiqueta de excelencia ‘indie’ se la ponemos aquí, por aquello de que la mayoría de la población prefiere poner la última plasta que suene en la radiofórmula que el último disco de cualquiera de los nombres que conforman el cartel del festival. Cuestión de elecciones.

No nos engañemos, en España a The Stone Roses, New Order o Noel Gallagher les conocen los cuatro de siempre. Tres de ellos te mirarán por encima del hombro si no les conoces. El cuarto es el que te los recomendará con más atino (escucha este tema, tal disco no está mal) pero ese, es una rara avis en nuestro país.

Llevamos el cainismo en la sangre y somos capaces de dejar que lo ensucie todo. La música no es una excepción. Un mal comentario provoca insultos, una crítica con cierta ironía que pidan tu cabeza, un aplauso oportuno que quedes encasillado para siempre.

Y así nos va. Llega Vince Power, hombre de apellido molón (http://youtu.be/SXIDan8W27w) y director del FIB, mete a David Guetta y Dizzee Rascal en el cartel y se arma el apocalipsis indie. ‘Como si no tuviéramos otra cosa más importante que hacer’, decía alguien.

Alex Lequio quiere ser rapero

Y mientras nosotros gritamos en Twitter (lugar donde los gritos se magnifican hasta parecer la voz del mundo mundial) otros nos la cuelan por detrás. No hablamos de los músicos; que cada cual se busque a su propio enemigo a batir.

¿Que qué pinta Alex Lecquio en todo esto? Pues que el hijo de la Obregón quiere ser rapero. Un niño bien de colegio caro cantando como si fuera un chico malo de barrio. El resultado genera entre condescendencia y vergüenza ajena.

‘Cabalgo entre ramas, agilez como una rana’, ‘La vida no es una nana, antitesis de lana’, ‘Con vino, no bebo ron como Aristóteles y Platón’. El chaval no tiene nada que ver con nuestro alegato anterior, pero era por acabar el artículo con algo de humor.

Mira, una rima. A lo mejor me hago rapero.

PS: Lo de ‘agilez’ es textual, lo juramos.

EP/Miguel Martorrel

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