El humorista británico siempre intenta llamar la atención. Y en esta edición de los Oscar no iba a ser menos. Todo empezó con mala pata, ya que se le ‘recomendó’ que no usara la alfombra roja para promocionar su nueva película, El Dictador.
Aún así, el actor decidió enfrentarse a la Academia de cine americano, y se presentó con un uniforme militar y una larga barba, además de portar en sus manos una urna con la foto del fallecido dictador norcoreano, Kim Jong Il. Aunque ciertas galas de premios permiten vestir de forma extravagante y llamativa, los Oscar no permiten este tipo de vestimentas estrafalarias.
El actor fue acompañado de dos mujeres vestidas con la misma indumentaria, no dudó en conceder una entrevista a los periodistas, llegando incluso a rociar a alguno con las cenizas que había dentro de la urna.
Baron Cohen anunció su intención de asistir al evento de esta forma, y recibió enseguida la respuesta de la Academia de cine, que le recomendó no ir así, y por si acaso, le retiró su invitación a la gala, a pesar de forma parte de una de las películas candidatas: La invención de Hugo.
Glady de la Cruz