viernes, octubre 11, 2024
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Abramovic: Un espectáculo

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En el largo camino hacia la modernización de la ópera, entendido como arte lírico, se han realizado diversos estilos de óperas, entendido como espectáculo total. La solución de que tipo de obras pervivirán y serán escuchadas y vistas en, por ejemplo,  el Siglo XXII, lo sabremos cuando lleguen esas fechas, para lo cual si a ustedes les apetece, nos citamos desde ahora y así conoceremos la solución a este enigma.

¿Qué tipo de espectáculo y música se representará como significativa del Siglo XX e inicios del XXI? ¿Será la compuestas por las tendencias de autores como los últimos veristas o bien por Stravinsky, Berg Heinze, Gershwin y su Porgy & Bess o Bernstein y su West Side Story? ¿Tal vez será El Fantasma de la Ópera y El Rey León? En mi opinión: un poco de todo. Lo cual quiere decir que hay mucho que no pervivirá.

Bajo esta óptica de las nuevas tendencias voy a hablar de la obra “La vida y muerte de Marina Abramovic” que se representa en el Teatro Real sobre la vida de esta artista de las performances, cuya muerte no se ha producido y su vida me resultó más anecdótica que interesante. Así pues para resumir: este espectáculo me pareció una maravillosa y brillante performance, efímera y espectacular.

También me pareció una clase magistral de un actor: Willem Dafoe, una estrella de Hollywood, que mantiene con humildad toda la obra y una exhibición del director Robert Wilson en la creación y puesta en escena de impactantes y bellas imágines que te persiguen, pese a su condición de efímeras, durante días. Todavía no se cuantos días durará la impresión pues estoy en pleno proceso.

En la parte musical se alternan el estilo folk serbio interpretado por el Svetlana Spajic Group y el pop servido por Antony (escrito así sin h) cantante y compositor de actualidad, más bien gótico y de voz muy personal, cuya vida se me antoja más interesante que la de la propia Abramovic la cual también canta esporádicamente. Una banda sonora que cumple el objetivo envolvente del espectáculo.

Así pues conviven clases magistrales y tendencias escénicas que hay que conocer. En ocasiones no aburre, tal vez irrita. Lo cual es un mérito, pues creo que esa es la intención. Ópera como todos entendemos esta palabra, desde luego no lo es. Performance si y muy buena. En cualquier caso falta una palabra más precisa que distinga este tipo de espectáculo.

Algo curioso: en esta vorágine de imágenes y nuevas tecnologías, los sobretítulos, ya que la obra se desarrolla en el impecable  inglés de Dafoe, se integran magníficamente. Yo los mantendría hasta en Londres y Nueva York.

Concha Carbajo

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