Una joven surfista sufre un accidente cuando un tiburón la ataca, arrancándole un brazo. Desde entonces, la joven, ayudada por su familia, pugnará por volver a subirse a su tabla y recuperarse totalmente.
‘Soul Surfer’, una historia de superación. Crítica por Glady de la Cruz
Ya se sabe que Disney basa muchas de sus películas en acontecimientos reales. Aunque muchas de estas veces vienen de historias muy lejanas en el tiempo, como el caso de Pocahontas o Mulán, heroínas que existieron de verdad.
Esta vez, la factoría de sueños ha llevado al cine una de esas historias de superación con una heroína actual: Bethany Hamilton. El argumento del filme es fiel a lo que le ocurrió a Bethany: desde niña, siempre adoró el mar. Hija de surfistas, lo natural es que pasara más tiempo en el agua que en tierra. Llegó a competir en torneos juveniles, hasta que un fatídico accidente le cambió la vida: fue atacada por un tiburón tigre a la edad de trece años. Logró sobrevivir, pero el tiburón le arrancó el brazo izquierdo a la altura del hombro. Las cosas básicas se tornaban complejas, y por supuesto, surfear, para cualquier otra persona, hubiera sido imposible. Pero echaba tanto de menos el mar que volvió a surcar las olas en su tabla, no sin gastar mucho tiempo en entrenamientos, habituándose a su nueva condición.
Aunque la historia de Hamilton es inspiradora, la película deja mucho que desear. Es ideal para una de esas tardes de sábado en la que no hay nada más en la televisión, pero poco más. Se deja ver, pero hay ciertos elementos que hacen que una buena base real se desmorone en cuestión de escenas. Nadie duda de que la fe en Dios de la verdadera Bethany Hamilton ha sido clave a la hora de superar el accidente, pero meter la religión en una película de Disney no parece que haya sido buena idea, aunque en el público norteamericano seguramente haya calado profundamente.
Una buena historia con la moraleja de «nunca te rindas», que es empañada por un exceso de melodramatismo, además de planos e interpretraciones poco destacables.