En estos tiempos de campeonatos de fútbol y juegos olímpicos, uno de los atractivos de los mismos son los espectáculos de Inauguración y Clausura. Son grandes producciones con temas concretos, espectaculares bandas sonoras creadas ex profeso, percusiones efectistas, participación de algún artista local de gran prestigio y puestas en escena con gran movimiento a cargo de algún director artístico de renombre.
Bueno, el Teatro Real se ha apuntado el tanto, sigo con el símil deportivo, al programar un auténtico espectáculo de estas características para clausurar la temporada 2011-12. Se llama Ainadamar.
Ainadamar (Fuente de lágrimas, en idioma árabe) está compuesta por Osvaldo Gorilov, músico argentino con una dilatada y meritoria carrera que incluye bandas sonoras de películas, premios Grammys y un gran conocimiento de todo tipo de músicas a las cuales las une con estimables concertaciones.
La historia recrea la relación entre Federico García Loca y Margarita Xirgú, autor y actriz cuya colaboración se vio truncada por los trágicos sucesos ya conocidos. Muerte y destierro, respectivamente fueron los resultados, como ya es sabido.
Ainadamar todavía no tiene una versión definitiva. Ni creo que la tenga. En esta ocasión se ha variado para dar entrada a Nuria Espert, lo cual siempre es agradable, recitando poemas de García Lorca. Es la aportación del director escénico Peter Sellars el cual ha querido contar con la actriz. Sellars envuelve toda la obra en un único escenario: un graffity debido al pintor californiano Gronk de indudable impacto visual.
Como pueden observar Ainadamar sigue los cánones marcados para los espectáculos citados. En ellos la parte musical debe ser atenta y disciplinada. En este caso también es así. La dirección musical de Alejo Pérez, la Orquesta y las voces de Kelly O’Connor, Jessica Rivera y Nuria Rial cumplen perfectamente.
También cabe destacar la interpretación, escénica y musical, del Coro Intermezzo, dirigido por Andrés Máspero, que culmina un año que en mí opinión ha sido el de su consagración.
Así finalizamos la irregular Temporada de ópera del Real: con un oportuno espectáculo de clausura. Algunos le llaman ópera. Tengo mis dudas. Pero recuerden que yo no soy una crítica al uso.
Concha Carbajo