Olvidado ya el tema del supuesto plagio del último triunfador, y hasta en España el nuevo fiasco de sus representantes, Eurovisión vuelve a cobrar protagonismo gracias a la cárcel estatal de Horsens, que se ha postulado para ser la sede de la próxima edición. De momento ya ha presentado su candidatura, al igual que las ciudades de Fredericia, Copenhague, Aalborg y Herning.
Aunque parece complicada su elección, a su favor juega que esta no sería la primera vez que la citada prisión acogiera un evento de este tipo, ya que en 2005, 2007 y 2008 la preselección nacional danesa para elegir representante para Eurovisión se celebró en este recinto.
El principal problema sin embargo reside en el hecho de que de salir elegida Horsens, que ya ha decidido que el Festival de Eurovisión cambiaría los teatros y pabellones deportivos tradicionales por su cárcel, con capacidad para 10.000 espectadores, resulta difícil que ésta fuera finalmente el lugar elegido, ya que el certamen nunca ha tenido lugar en un recinto al aire libre.
Aun así, el alcaide de la cárcel, Frank Panduro, no pierde la esperanza: «Creo que si la DR (la cadena que decidirá) quiere salirse de lo habitual, es una buena idea celebrarlo en la prisión». Pesimista es también Johann Sorensen, presidente del club de fans de Eurovisión, que aseguró que «dudo mucho que la Unión Europea de Radiodifusión apruebe la candidatura de Horsens porque es muy difícil producir un espectáculo de esta magnitud al aire libre en un país en el que no puedes fiarte del tiempo».
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