La lluvia ha amainado por fin en París y los negros nubarrones que se cernían sobre La Moncloa también han desaparecido. El sol no sólo luce hoy en Roland Garros sino también en Génova, donde, por si no tenían ya bastantes, comenzaba a planear un problema más por culpa de la llamada «Ley Cascos», la que fijó los acontecimientos de «interés general» que, por ese motivo, tendrían que ser ofrecidos gratuitamente en televisión.
La decisión de Telecinco de hacerse con los derechos de las semifinales y final del torneo parisino, cuando hasta el pasado jueves ni había entrado en la puja por ellos ni tenía intención de hacerlo, va a sacar del «charco» en el que se había metido ahora el Gobierno de Rajoy, que, con Nadal y Ferrer en plena forma, ya veían cómo le llovían críticas de todo tipo porque ninguna cadena ofreciera los partidos de nuestros tenistas en esas últimas dos rondas en el segundo Grand Slam del año.
Las llamadas de última hora que han recibido las privadas para que pujaran por esos derechos, sobre todo después de ver cómo la oferta de TVE había sido rechazada por los tenedores de los mismos (ya era inferior ya a los 500.000 euros, dado que el torneo había comenzado el pasado domingo), dieron finálmente su fruto en Mediaset, que pagará incluso menos para que los tres últimos partidos del torneo se puedan ver a través de Cuatro.
Favor por favor
No se sabe si esta resolución de la privada, que ya emitió la temporada pasada Roland Garros por un montante superior a los 2 millones de euros, cifra que no pudo rentabilizar económicamente hablando, habrá sido una medida adoptada por Paolo Vasile para intentar un acercamiento con el Gobierno.
Y es que la decisión del Ejecutivo de ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo que anuló el reparto de canales de la TDT ha causado un gran malestar en Mediaset España, hasta el punto de que el consejero delegado del grupo asegurara que «el Gobierno está manteniendo en vilo a todo el sector industrial de la televisión».
Habrá que ver si ahora, con este «favor» de Roland Garros, Rajoy y sus ministros se sacan algún as de la manga para que esa resolución no sea ejecutada al pie de la letra y las privadas, con Telecinco a la cabeza, no tienen tantas pérdidas como parece tendrán si nadie hace algo.