Mientras él interpone querellas criminales contra su ex, por presuntas calumnias e injurias, la Justicia va ajustando cuentas con él. De momento la audiencia de Castellón le ha condenado a cinco meses de prisión, por la que de momento no ingresaría en la cárcel, pero que podría agravarse pronto si también le declara culpable otra sentencia de la que está pendiente.
La «joyita» de Telecinco, de donde salió parece convertido en una licencia «light» de James Bond (lo de «licencia para matar» lo habría sustituido por «licencia para agredir»), otro más de los jóvenes a los que de la noche a la mañana la televisión convierte en famosos, es más tiempo actualidad por actos delictivos que por su trabajo o méritos profesionales, si es que tiene alguno.
En Castellón, un juez ha considerado probado que el ex tronista de «Mujeres, hombres y viceversa» y concursante de «Supervivientes 2010» agredió a un joven en un gimnasio, causándole lesiones en nariz y dientes por las que tuvo que estar en un hospital 15 días. Aunque esa pena de cinco meses no le privará de la libertad sí podría hacerlo otro juez si decide que es cierta la denuncia de agresión que presentaron contra él dos guardias civiles, demostrando el susodicho que lo mismo le da repartir a gente con o sin uniforme.
El mozo, que desde luego por físico está más que capacitado para emular a Bruce Lee en cualquier momento, fue absuelto hace ahora justo un año de los delitos de agresión sexual y abuso de los que había sido acusado, junto al también «tronista» Oliver, por dos mujeres que conocieron en una discoteca de «Las Gavias». Si entonces se salvó por «discrepancias» entre los testimonios presentados, ahora no le ha salvado ni Gemma García ni la mismísima Telecinco, que quizás sean las únicas a las que las andanzas o fechorías de este sujeto les puede proporcionar algún beneficio, en forma de más puntos de «share».
Menos mal que cuando se sometió al polígrafo, ese invento maldito que la cadena privada utiliza cuando le viene en gana, desmintió que el chico perteneciera a un grupo de ideología nazi, como se había llegado a insinuar. Sería lo único que le hubiera faltado al mozo para completar un currículum más propio del Vaquilla o del Torete que de alguien al que una cadena le financia sus salidas de madre.