sábado, octubre 12, 2024
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La Hormigos, la «girl scout» más normal

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Con el título que acaba de leer estaría dicho todo. A veces le avergüenza a uno lo que ve. El «Campamento de verano» de Telecinco va más allá, uno se avergüenza por mí y por todos mis compañeros, por la cadena, por los presentadores, por Vasile, por la madre del que creó la TV… Desde las primeras palabras de Joaquín Prat, cuando anunciaba la llegada de «dos furgonetas llenas de famosos» (si como tal puede catalogarse a todo aquel sujeto que sale en la pantalla uno no sabe si habría que tratar de excelentísimas o ilustrísimas a literatos, actores o auténticos profesionales del medio) a una Lucía Etxeberría, de la que ya he hablado en otro artículo que se puede leer en Estrella y de la que sólo diré que llegó diciendo que su madre sólo le había pedido que no se enrollase con nadie y que no enseñara las tetas y que en su primera aparición nos mostró el volumen de las mismas y todos los detalles de su sujetador en planos prolongados.

Si por separado ya son en muchos casos dignos de estudio psicológico, imagínense qué Frankestein puede salir de juntar en un mismo espacio gente de «Sálvame», «Supervivientes», «Mujeres, hombres y viceversa», «Gandía Shore» o «Un príncipe para Corina». No se podía escoger lo mejor de cada casa porque en ninguna de estas hay nada salvable, y por eso la cadena quiso estar a la altura del reparto con un jurado que tampoco tenía desperdicio: el justiciero de Kiko Hernández, que amenazó con ser «Satanás», Belén Rodríguez, la antítesis de «la voz» de Sinatra, y el irreverente Jimmy Giménez Arnau, que comenzó llamando «ingenuos» a todos los participantes, por no catalogarles directamente de algo peor, y terminó diciendo que éstos habían nominado a Carmen Bazán y a la escritora de Planeta por «gordas». 

A tono estuvo también la realización, con un sonido que se acoplaba y hacía insoportable escuchar nada, con vídeos que se emitían al revés (cuando tocaba hablar de los componentes de la primera furgoneta entraban las imágenes de los de la segunda y viceversa), con pausas en las que nadie sabía qué hacer y con afirmaciones que al rato perdían todo su sentido, como cuando el presentador dijo a las nominadas que por el hecho de serlo tendrían la posibilidad de elegir con quién podrían dormir y la única que se benefició de ello fue la madre de Jesulín, que eligió primero a todos los que querían la acompañaran a su cabaña (la escritora, que cuando menos tiene dos dedos de frente, se dio cuenta de ello pero nadie la hizo ni caso). Un desastre, y una infamia que encima se quiera darle al ganador 30.000 euros.

Y es que mientras se sucedían los fallos, Mónica Pont, con frases como «ya me he hecho una cuchipandi» o nominando a un perro, o haciendo una y otra vez cosas dignas de ser invitada a la cena de los idiotas se ganaba directamente no sólo que la echaran del campamento sino del país, y sin billete de vuelta. Eso sí que no tenía solución alguna (la ignorancia de Gaby, de «MHYV», y Esteban, de «Gandía Shore», desconociendo quién era la Etxebarría, la única letrada de sus compañeros, sí podría tener cura a base de empollar libros… y más libros).

Calladitos están mucho más guapos todos, y por eso Olvido Hormigos estuvo sembrada, porque sólo abrió la boca en los vídeos, donde se definió como «una mujer muy normal, sencilla, sociable y que no es ninguna devoradora de hombres». Con esas compañeras ya citadas y la ínclita Karmele Marchante, con pantys de pitufo, pidiendo ir al baño nada más llegar al campamento y autodefiniéndose como «absolutamente nazi», no es de extrañar que, como reza el título, pueda ser considerada la más «normal» de todas las aspirantes a «girl scout».

Entre los chicos, quizás José Manuel Montalvo, el que fuera Mister España 2008, o Jacobo Ostos, el hijo del ex matador de toros, podrían optar a esa vitola del más «normal», a no ser que Modesto, el padre de Desiree («Gran Hermano 14»), esté tan calladito como en su llegada. Parece difícil que lo esté Pedre, ese gallego del que se reía media España en «Un príncipe para Corina» y del que se reirá la otra media con este formato (¿realmente valen la pena unos euros a cambio de resultar tan patético en pantalla?), y mucho menos Yeiko («Supervivientes»), que no había llegado y ya la «jurada» Belén decía que era su principal candidato a salir.

Otro que tal baila es el sargento Alonso, el instructor del campamento, al que Telecinco supuestamente ha sacado del Ejército del Aire, donde formaba parte del escuadrón de gastadores al tiempo que se convertía en campeón del mundo de culturismo clásico. Los mensajes de los tatuajes en cada bíceps, con las palabras » «Honor» y «Lealtad», difícilmente se los lograrán inculcar a sus alumnos. La segunda a mí, respecto al programa, tampoco.

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