La fama, cuesta. Aunque a diferencia del «sudor» con el que les decía la profesora de «Fama» que iban a pagar sus chicos a Paquirrín intentaron callarle a base de huevos y botellas de cristal, los objetos que le tiraron en el pueblo de Vilaboa (Culleredo), y con los que se puso fin a su actuación.
Las redes sociales no sólo sirven para convocar reuniones ante las puertas de las sedes de partidos políticos o para reivindicar algo en fuentes y plazas, sino también para boicotear a quien sea menester. Algo así es lo que ocurrió en esta localidad gallega a donde el reputado DJ había acudido a realizar un bolo veraniego con el que agrandar un poco más su cuenta bancaria.
En esta ocasión fue a través de Twitter donde se especuló mucho ese posible boicot contra el hijo de Isabel Pantoja, y el acto vandálico en la verbena popular, con motivo de las fiestas del pueblo, se saldó con un golpe en el brazo que recibió el susodicho con una botella de cristal que le lanzaron en la recta final de su sesión musical. Aunque el intérprete de temas como «Quitate el top» o «Chica loca» quería seguir adelante con su intervención, el personal del evento popular lo sacó del escenario temiendo por su integridad física.
El presidente de la Comsión de Fiestas de la localidad calificó ese ataque como «intolerable», asegurando que se había tratado de «profesionales de la bronca que vienen de fuera del pueblo a montar follón y a molestar a un chico que está haciendo su trabajo».
Algo similar le ocurrió a una «compañera» de cadena como Aída Nízar, que fúe víctima de un tartazo cuando hacía otro bolo en 2011 en Peche, un local de Badalona. La vallisoletana fue agredida cuando posaba en el photocall. El enmascarado que se acercó a ella no sólo le propinó ese tartazo sino que incluso le agarró la cabeza ante la pasividad de una seguridad aparentemente inexistente