jueves, octubre 10, 2024
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Lucía Etxebarría se cansa de hacer el friki en TV

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Una cosa es hacerlo en su propia casa, o ante sus amigos, o incluso en internet, y otra muy distinta hacerlo en TV. Lucía Etxebarría parece que se ha cansado de frikadas televisivas y ha dicho a los del «Campamento de verano» que se va. Ahora habrá que ver si la convencen para que siga en el programa, via talonario, o si cuando menos acepta aparecer por el plató cada una de las siete semanas que le quedan de vida al espacio, también a cambio de mantenerla los dineros contratados.

La escritora ha terminado haciendo uso del famoso «¿sabe usted con quién está hablando?». Se lo decía a la cámara, «mi vida, yo querida vendía 200.000 libros», mientras pedía una y otra vez que le trajeran la maleta porque «no voy a recoger mis cosas si me están grabando. No. No soy tan idiota para daros hasta el final espectáculo». El mismo que sí había aceptado el pasado martes, cuando el 1,6 millones de personas que veían el estreno del programa descubrían estupefactos cómo la ganadora de un Premio Planeta también se prestaba a los habituales juegos de «frikismo» de Telecinco.

En aquel entonces justificaba su presencia en la necesidad de pagar una deuda con Hacienda, y puntualizaba que necesitaba estar como mínimo tres semanas en el programa para poder saldarla. Ahora, cuando las dos partes negocian para que ninguna salga dañada (si el espacio tiene escasa audiencia ya con ella imagínense cómo quedaría ahora), alega que «no sabía que podía ser así, lo que creía que iba a ser un paseo de rosas es más duro de lo que esperaba, y lo siento pero mi vida es otra».

Según esta mujer de 46 años (hemos comprobado en panatalla que a ella le gusta repetir una y otra vez su edad), que no está gorda («estoy como las mujeres de mi edad»), lo que menos le importa es quedar bien con sus compañeros de concurso porque «mañana me venderían a su madre si supieran que pueden ganar esto». Por eso y porque «no son más que ocho los que tendría en contra cuando fuera hay 100.000 que me apoyan».

El golpe que se dio contra una piedra, al resbalar en suelo mojado y caer de cabeza sobre la citada roca, la debe haber hecho creerse el Duque de Angulema, el hijo de Carlos X de Francia que se puso al frente de los Cien Mil Hijos de San Luis que vinieron a España para tratar de ayudar a Fernando VII en su lucha contra los liberales. De lo contrario, no salen las cuentas, como tampoco salían las de aquel ejército francés, que apenas contaba con 75.000 soldados. Demasiados también para Lucía.

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