A menos de dos semanas para la conclusión de su quinta temporada, «Águila Roja» ya no sólo se mueve por los tejados y campos de la Villa sino también por los despachos de RTVE y Globomedia. La Corporación le ha prometido a la productora que habrá séptima temporada, pero todavía no le ha comunicado cuándo emitir la sexta. El motivo, que no sabe en qué presupuesto meter el desembolso de la misma.
El parón de las emisiones que llevó a cabo la cadena en 2012 puso primero en duda la continuidad de la serie, al menos en la pública, e hizo después que se le acumularan los capítulos. Primero se ofrecieron desde mayo los siete primeros de la quinta temporada y el pasado mes comenzaron las emisiones de los seis restantes. Ahora quedan por ver la luz los trece de la sexta.
Ahí es donde viene ahora el problema para la casa. Esas entregas, a razón de algo más de 600.000 euros por cada una de ellas (casi 300.000 euros menos que lo que costaban en 2010), supondría que de emitirse a continuación de los de la quinta, a partir del 17 de octubre, tendría que incluir su coste, unos 7,8 millones de euros, en el presupuesto de este año, que ya de por sí va a dar pérdidas.
De retrasar el estreno de esa sexta temporada hasta 2014, lo cual no gustaría ni a la productora ni, por supuesto, a la audiencia, que no comprende el por qué se ofrecen tan pocos episodios seguidos de su héroe, significaría que esa cifra tendría cabida en el presupuesto de ese año, en el que quizás las cuentas de la casa logren mejorar algo.
A partir de ahí, la duda sería si hacer como en este año, partir los 13 episodios en dos tandas, con lo que quizás no habría necesidad de tocar la séptima temporada ahora contratada, o emitirlos de un tirón, con lo que cabría la posibilidad de que coincidieran en el año la sexta con la séptima temporada, si es que las cuentas van realmente mejor.
Lo cierto es que por todos estos motivos el equipo de la serie está parado desde el pasado mes de marzo, cuando terminaron las grabaciones de la sexta temporada. La intención de la productora es empezar a grabar la séptima en noviembre, con lo que a comienzos de enero ya tendrían otra vez «vacaciones forzadas». Claro que audiencias de 5 o 6 millones de espectadores y cuotas de pantalla cercanas al 30% no invitan precisamente al pesimismo respecto a su futuro laboral.