jueves, octubre 3, 2024
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«He visto cosas que nadie puede imaginar que ocurran»

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Con la idea de conocer el por qué en los últimos años se ha producido un incremento del 30% en el número de ciudadanos españoles que han sido detenidos en países de América Latina portando droga Jalis de la Serna fraguó «Encarcelados», sin duda una de las grandes revelaciones de la recién estrenada temporada televisiva.

Aunque el director y reportero del espacio asegura que «a mi familia le gustaría que hiciera reportajes en lugares en los que no hubiera ningún riesgo, pero no se meten porque son conscientes de que disfruto haciendo mi trabajo», reconoce que «he visto cosas que nadie se podría imaginar que ocurran«. Tan inimaginables dice que son que confiesa que «pese a llevar muchos años haciendo reportajes y haber visto de todo, con este programe he vivido situaciones que me han puesto los pelos de punta«.

Jalis cree que esta problemática creciente se debe a que «las mafias que captan a personas para transportar droga les engañan, asegurándoles que los policías del aeropuerto desde el que viajarán a España están comprados y que no van a tener problemas, y en ocasiones les utilizan como cebos, mientras la policía les detiene otros miembros de la organización aprovechan para subirse a los aviones cargados de estupefacientes».

Claro que lo peor para todos esos españoles engañados es el llegar a las prisiones, «porque nos hemos dado cuenta con el programa que las condiciones en las que viven en la mayor parte de las cárceles de América Latina son críticas». Según él, «viven hacinados, en estado de absoluta insalubridad, y en ocasiones hasta son extorsionados y torturados».

Por todo ello es por lo que afirma que han intentado reflejar esa cruda realidad con sus cámaras, «esperando que el programa sirva para algo y que las Organizaciones e Instituciones correspondientes hagan algo por mejorar sus circunstancias». Jalis recuerda que «hemos grabado a españoles que rompían a llorar ante nuestra cámara contando las torturas que han sufrido por parte de otros presos, y a otros que pasaban el día entero esposados de pies y manos y que ni tan siquiera podían mirar a la cara a sus guardianes».

Quizás por todo ello es por lo que crea que el espacio está enganchando a la audiencia, «porque lo mismo hay situaciones de injusticia, que curiosas o incluso subrrealistas y hasta sorprendentes, como que en algunas prisiones los policías no entren y tengan todo el poder los mismos presos».

Cárceles igual de complicadas

Como es lógico de pensar, un programa así no ha sido nada fácil de grabar. Según su director, «lo más complicado ha sido obtener los permisos para entrar en las cárceles de Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, República Dominicana y Perú, pero afortunadamente nuestras dos magníficas productoras, Marcela Morales y Elena Pérez, han sabido contactar con ONG’s, instituciones religiosas y hasta con cuerpos de funcionarios de prisiones para poder lograr los pertinentes permisos gubernamentales».

Lo peor sin embargo para él ha sido «el ver a españoles que podrían ser tu vecino o un familiar pasándolo realmente mal y que tú no puedes hacer mucho más que darle ánimos y emitir un reportaje esperando que algo cambie». Junto a ese objetivo, otro que quiere lograr es «que los ciudadanos a los que les ofrezcan traer droga a España se lo piensen, porque puede ser el peor error de sus vidas».

A la hora de elegir la cárcel en la que han tenido menos dificultades Jalis de la Serna no sabe con cuál quedarse, «porque todas han sido complicadas». En este sentido aclara que «aquí no se trataba de levantar un teléfono y decir que ibas a ir mañana con una cámara, porque las prisiones son la parte de un país que ningún gobierno quiere mostrar«.

Quizás por eso a la hora de la selección eligieron aquellas en las que había mayor número de compatriotas, «y luego hemos viajado a aquellos lugares en los que había historias más interesantes que reflejar». De todo ello ha sacado que los presos españoles lo pasan mucho peor que los locales, «porque, aunque en la mayoría se trata a todos por igual,  hay países en los que creen que los españoles tienen mucho dinero y les extorsionan y hasta torturan para sacarles el máximo posible

A pesar de tanta traba, subraya que «hemos visto cosas tan sorprendentes que te quedas con ganas de grabar más, por lo que volvería a grabar en todas. Más tiempo, más españoles…».Volvería pese a reconocer que ha pasado miedo porque «algunas cárceles eran muy conflictivas, lugares en los que cuando cierran la puerta te das cuenta de que no hay ningún policía ni funcionario de prisiones y que estás un poco a merced de los presos, por lo que sabes que si haces algo que les moleste puedes sufrir represalias».

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