Estimado Sr. Director:
Cinco de los siete grupos políticos que integran el Parlamento catalán, han presentado una proposición de ley con el fin de prohibir la utilización de animales en los circos que se instalen en tierras catalanas. Con tal propuesta dicen que persiguen evitar los malos tratos físicos y psíquicos que según ellos se infligen a estas criaturas en dichos espectáculos. Y es tanto el gozo que la propuesta ha proporcionado a la asociación animalista Libera, que su presidente ha proclamado que «Una vez más el Parlamento catalán vuelve a liderar la lucha en defensa de los derechos de los animales», aludiendo así a la ley que prohíbe las corridas de toros en Cataluña. Lástima que no exista una asociación personalista o humanista que también defendiese los derechos de las personas a, por ejemplo, recibir una educación pública en su lengua materna, cuando esta es el castellano, evitándoles los malos tratos psicológicos que con tan animalesca medida se les irroga. ¡Ya quisieran los padres de estas criaturas que esos mismos partidos albergasen tan exquisita sensibilidad de trato con sus hijos! Pese a todo, y respecto a la amenaza que cabría suponer de la proposición de ley para el futuro del circo, parece que no cabe alarmarse sobre muchas de las profesiones que configuran el otrora «mayor espectáculo del mundo», porque la presencia en el Parlamento catalán de determinado sujetos, garantiza algo más que la mera estabilidad de empleo y sueldo para prestidigitadores, saltimbanquis y payasos.
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