-Si tuviera que promocionar su programa, ¿cómo lo vendería?
-El programa de la diversión, del cachondeo, de jolgorio, de los de antes, de los de ver en familia. Es un programa en el que se puede ver a ocho cómicos enfrentados a pruebas peculiares y en situaciones muy comprometidas.
-¿Va a atreverse a participar en las pruebas?
-Ya me meten ellos. Cuando uno ha hecho lo que ha hecho enseguida empiezan por qué no bailas, por qué no cantas… Después de imitar a Shakira y a gente así ya no tengo credibilidad, ya no puedo ser un presentador normal. He probado la silla eléctrica, el suelo inclinado… Ver sufrir es muy español, no solo es pasárselo bien, sino poner a prueba el ingenio de cada uno y la resistencia física.
-¿Nos vamos a encontrar al mismo Arturo de siempre o incluso aún más desmadrado?
-Digamos que al mismo de siempre pero ellos no tienen ningún guión, yo sí, pero también improviso, por lo que terminan rompiéndose las secciones y ocurren cosas que no están previstas.
-El programa ha triunfado en Francia, pero también a los franceses les gusta cocinar todo con mantequilla y a nosotros no…
-A mí también me sorprende, porque franceses y humor son dos términos que no casan mucho, pero sin embargo han dado con un formato que a mí, como he dicho, me recuerda mucho a esas tardes de sábado en las que se alarga la sobremesa y alguien dice que por qué no jugamos a algo, con el gracioso de siempre que es el que toma las riendas.
-Va a seguir con el ‘Ahora caigo’, ¿no teme que le empiecen a mirar mal los compañeros por eso de tener dos programas a la vez mientrsa que otros nada?
-Esperemos que no, sobre todo ahora que ha ocurrido algo como lo de Canal 9, que no es precisamente algo que me resbale porque no entiendo cómo han podido dejar que ocurra esto. La cadena ahora está confiando en mí y yo no podía decir que no.
-Vamos, que la crisis no le afecta…
-Por suerte ahora hemos ido encadenando proyectos y a mí no me ha afectado directamente, pero sí a familiares y amigos. Hay que aprovechar esta racha buena, porque también hemos tenido otras peores.
-¿Tan insustituible es usted en su cadena?
-Qué va, en la casa hay gente muy profesional y muy válida. Simplemente debe ser porque ahora toca. A mí me viene bien, pero cuando estás en el otro lado piensas que si sólo hay este tío para presentar, que si sólo curran cuatro en este país… Es algo que yo también he vivido.
-¿Es usted tan lanzado que aceptaría cualquier cosa?
-Esto tiene mucho que ver con la economía particular. Si todo va bien sí puedes renunciar a algo, pero si estás tieso a lo mejor tienes que aceptar cosas que no te gustan mucho. Tambiéh es verdad que cualquier cosa, cualquier cosa tampoco, porque yo hay programas en los que no me vería ni me sentiría bien. Sí haría cualquier cosa por ejemplo en espacios que tuvieran que ver con el entretenimiento.
-¿Cómo valora la experiencia de cambiar programa con Sobera?
-Ha sido muy divertido. Estaba como si estuviera en otra casa y no supiera dónde estaba cada cosa, pero ha estado muy bien. Ya le he dicho a Arguiñano que cuando quiera podemos cambiar.
-¿Se ve incluso cambiando de plató con Matías Prats?
-No, porque, hoy por hoy, no tengo yo mucha credibilidad.
-¿Se considera ya el «rey de las tardes»?
-No, esos términos son más para una franja como la de las mañanas, en la que hay espacios como el de Susana Griso o Ana Rosa más similares, pero por las tardes son formatos más dispares y nosotros estamos ahí, luchando por que nos vean.