Aunque la irreverente Mónica Naranjo siempre exhibe en sus apariciones públicas su carácter más combativo y comprometido, al mismo tiempo la cantante admite que de vez en cuando necesita dar rienda suelta a su faceta más hedonista y superficial para poder relativizar los grandes problemas que le plantea la vida, encrucijadas y difíciles retos que ella prefiere afrontar desde el humor para no perder nunca la ilusión por lo que le rodea.
«Me gusta reírme de todo en esta vida, y de mí misma la primera. ¡Arriba el petardeo! A veces soy muy petarda y me enorgullezco de ello porque es la mejor forma de abarcar todas aquellas experiencias que envuelven tu día a día. Cuando llegan los sucesos negativos, la mejor forma de encararlos es con humor para que te contaminen lo menos posible. Con casi cuarenta años que tengo me ha pasado de todo: he vivido cosas maravillosas y otras bastante más tristes. Pero todas esas vivencias hay que echárselas a la espalda con la mejor de las sonrisas, que es sin duda la mejor de las medicinas», aseguró la extrovertida artista a la revista española Shangay.
Sin embargo, entre aquellas situaciones que provocan una mueca de disgusto en la estrella del pop destaca, sin duda alguna, el acoso al que se ve sometido diariamente el colectivo homosexual en Rusia por parte de las autoridades públicas, un clima de abusos continuados que Mónica no puede ignorar teniendo en cuenta que siempre se ha erigido como una de las grandes defensoras de los derechos de la comunidad gay.
«Hablando de homofobia, los últimos acontecimientos en Rusia me producen asco y una gran indignación, sobre todo porque somos testigos de cómo la justicia internacional no hace nada para castigar a quienes vulneran los derechos humanos. Nadie se implica para solucionarlos y hay gente que se va a ver obligada a tomar medidas drásticas. ¿Tenemos que ponernos a su altura para que se respete la libertad sexual de las personas? Espero que no tengamos que sacar al hombre primitivo que todos llevamos dentro», sentenció la reivindicativa intérprete.
Como ella misma explica en relación a su faceta más artística, en el universo interior de Mónica Naranjo confluyen con la misma intensidad aquellas experiencias que reflejan lo peor y lo mejor de la vida contemporánea, contradicciones que la intérprete utiliza para dotar de contenido a sus canciones y que atrapa a través de su grabadora cuando se hacen más evidentes durante la noche.
«Cuando estoy durmiendo, me surgen muchas melodías y temas de los que hablar. Es como si mi subconsciente rescatara de ese enorme universo interior todas las piezas que me definen y que están ahí flotando. Por eso siempre tengo el teléfono a mano, antes era la grabadora, para captar todas esas sensaciones y no dejar que se escapen. Me sucede todo el rato porque, antes que nada, soy música», concluyó.