lunes, noviembre 25, 2024
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Si no sabe lo que es el “Phonk”, siga con Chaikovski

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Es sábado, y salvo que sea joven y siga las mil derivaciones del Hip Hop no creo que le pillen en una discoteca de las de ultimísima moda. Podría darse el caso de que su pasión por las tendencias le haya llevado al “phonk”. Algo así como una rap con música noventera, más ruidosa y toques futuristas; o sea, que no hay dios que la entienda.

Si, como este cronista, no sabe lo que es el “phonk” y siendo sábado,  igual le compensa recordar que un 4 de Marzo de hace ciento cuarenta años, Tchaikovski estrenó en el Bolshói de Moscú el Lago de los Cisnes, el primero de sus ballets.

A pesar de su mala acogida y de agoreros que anunciaron que nunca sería un ballet muy representado, este cuento de hadas es, hoy por hoy, uno de los más reconocidos títulos en el mundo, y un emblema del compositor.

Pese al escaso éxito de su estreno, la romántica y mágica historia de amor entre Sigfrido y Odette, princesa transformada en cisne, es actualmente una de las piezas cimeras del repertorio, con números tan célebres como el Vals del acto primero, la Introducción del segundo o las danzas características del tercero.

La Historia

Se trata de una conocida leyenda germánica: unas jóvenes son convertidas en cisnes por un mago malvado y por las noches recuperan su forma humana. Solo una promesa de amor y matrimonio podrá salvarlas. Odette, transformada en cisne, recibe esa promesa del príncipe Sigfrido, pero este traiciona su palabras.

Al final, como corresponde a un poema del romanticismo, Sigfrido retornará a su amada y ambos, Príncipe y cisne, deciden morir ahogados en el lago, y son conducidos por un carro de cisnes a la eternidad.

Tchaikovski

El compositor ruso llevó la sinfonía a la danza y amplió su contenido dramático. Tchaikovski cambió el ballet. Figura transcendental en el romanticismo, construyó una música ordenada al estilo de Mozart, pero con un apasionamiento melódico que lo distingue.

De carácter cosmopolita en lo que respecta a las influencias (entre ellas, la alemana), se aleja un tanto del nacionalismo ruso del momento para construir una música profundamente expresiva y personal, reveladora de la personalidad del autor, compleja y atormentada. Tchaikovski que reprimía en su vida personal sus anhelos románticos los expresaba en su música.

Tras el Lago de los Cisnes, vendrían la Bella Durmiente y Cascanueces.

En 1877, el año del estreno, contrajo matrimonio con Antonina Miliukova, estudiante de música del Conservatorio de Moscú y alumna suya que le había escrito confesándole su amor. Se separaron al poco tiempo. En una carta manifestó la repugnancia que le causó la luna de miel y su precipitada huida del lecho nupcial.

No encontró el cisne que buscaba. Disfruten Ustedes de cómo se lo imaginaba. Sobre Tchaikovski y su música pueden encontrar pistas en el muy recomendable Clásicos a Contratiempo, escrito por Antonio Daganzo, y editado por Vitrubio.

J.B

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