La revista 'TBO' fue tan popular que su título acabó convirtiéndose en sustantivo para, en español, designar los cómics infantiles y juveniles, y su centenario, que se cumple este mes de marzo, ha sido conmemorado con un estudio que revisa su historia y reproduce viñetas e historietas que hicieron época.
«100 años de TBO. La revista que dio nombre a los tebeos» (Ediciones B) es el título del estudio que, editado en el amplio formato del 'TBO' original, recorre en 320 páginas y miles de reproducciones gráficas esta historia de cien años, firmado por el crítico, editor y guionista de historietas Antoni Giral Conti con la colaboración del dibujante y especialista en tebeos Lluis Giralt Llordés.
La publicación, que más que una antología de historietas es un ensayo histórico sobre 'TBO', sus autores y editores, y sus más celebres secciones y personajes pretende ser un homenaje a todos los que la hicieron posible, guionistas, escritores, ilustradores, humoristas gráficos, historietistas y técnicos editoriales.
Como «auténticas obras de arte» describe Giralt i Llordés los dibujos originales que fueron conformando cada entrega del 'TBO', «realizados simplemente con maestría, papel blanco, lápiz, plumilla, pincel y tinta china negra y blanca por si había que rectificar».
De hecho, Giralt i Llodrés confía en que esta publicación conmemorativa sirva para que con sus viñetas, de las que ya se han hecho más de medio centenar de exposiciones, no suceda lo que auguró el editor Joan Navarro en 1992: «'TBO' forma parte de nuestro más preciado patrimonio cultural. Un patrimonio que por desgracia continúa sin ordenarse, estudiarse y conservarse en condiciones. Pero en este país eso no es extraño. Cuando lo queramos valorar, los originales lucirán en algún museo de Nueva York o Tokio y entonces nos lamentaremos de nuestra desgracia».
De las exposiciones efectuadas con los materiales de 'TBO' alguna ha sido monográfica sobre alguna de sus secciones, como la de la legendaria «Los inventos del TBO', de tanto arraigo que también ha pasado al lenguaje coloquial para designar alguna ocurrencia descabellada o sencillamente imposible de llevar a buen término.
Guiral Conti revisa la historia de la revista en sus diversas etapas, de 1917 a 1938; en su reaparición tras la Guerra Civil, en una época en la que no llevaba numeración en la portada, de 1941 a 1952; el periodo de la recuperación de su numeración en la portada, de 1952 a 1972; la de su modernización en el denominado 'TBO 2000', de 1972 a 1983; su reaparición a cargo de la Editorial Bruguera, con sólo siete números en 1986; y su última etapa con el sello de Ediciones B, de 1988 a 1998.
Cada uno de estos periodos posee epígrafe propio, con una descripción del espíritu y características técnicas de cada uno, referencias a sus principales autores, a las series y secciones más distintivas y numerosas anécdotas sobre cada etapa.
Otra parte está dedicada a los creadores de la revista, centrada en treinta de ellos porque, confiesa Guiral, sería imposible, por su número, detenerse en todos, y porque esos treinta conforman «la base literaria y estética» de la historia de la revista.
Entre esos treinta figuran, por sus nombres artísticos, que en la mayoría de los casos coinciden con alguno de sus apellidos, Ayné, Batllori Jofré, Bernet Toledano, Blanco, Castanys, Coll, Cubero, Donaz, Moreno, Muntañola, Opisso, Rapsomanikis, Sabatés y Urda.
Giralt i Llodrés evoca la época de aquel 'TBO' de cuatro hojas plegadas que correspondían a ocho páginas, que se adquirían por cinco o diez céntimos de peseta, y que hoy en día es posible que aburriera a los niños de la era digital pero que, en 1942, cuando una portada de «TBO» prometía «una hora de risa», en un rincón de una de aquellas primeras páginas podía leerse: «La alegría es la riqueza de los pobres».
EFE