Lago (Madrid, 1990) se pone en la piel de Bea, una joven arquitecta cuya vida da un vuelco cuando descubre que su prometido se ha liado con una famosa. Pierde a la vez a su novio y su trabajo y se refugia unos días en su pueblo, con su familia.
La actriz madrileña, protagonista de la mini saga más taquillera del cine español, la de «8 apellidos vascos», cree que esta película muestra otra faceta de su personalidad a la que el público no está habituado, más vulnerable y con menos «mala leche».
«La Amaya de ‘8 apellidos’ es distinta de la Ginebra de ‘Tengo ganas de ti’, pero es verdad que ambas tienen ese punto de tía fuerte con carácter. Patricia me ha llevado a otro lugar que también tiene que ver conmigo y que la gente desconocía»,
Pese al éxito de aquellos filmes, Lago dice que su vida profesional no ha cambiado mucho en los últimos años.
«No tengo 20 guiones sobre la mesa, pero no es una queja. Soy muy selectiva y hago aquello en lo que creo y me apasiona», dice Lago, que este año volverá a rodar junto a Dani Rovira a las órdenes de los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat.
«Será otra comedia pero no romántica, más ácida y negra», avanza la que también será una de las protagonistas de «Regreso triunfal», de Juan José Campanella.
En «Gente que viene y bah», Lago contaba con el aliciente añadido de trabajar con Carmen Maura, que interpreta a su madre, mientras que Alexandra Jiménez, Paula Malia y Fernando Guallar son los hermanos de esta singular familia, y Álex García un misterioso vecino.
«Trabajar con Carmen Maura ha sido un sueño hecho realidad», señala Lago. «Aparte de maravillosa actriz es una compañera generosa y humilde, la antítesis de lo que podrías esperar de una diva y con un sentido del humor fantástico».
Maura, que está inmersa estos días en la gira teatral de «La golondrina», dice estar contentísima con el resultado de «Gente que viene y bah».
«Cuando la vi, me dio un subidón enorme, eso no pasa siempre. Esta película me encantó, es muy positiva», afirma Maura, «y lo que ha conseguido Patricia con los actores… Estamos todos a un nivel interpretativo que no es normal en una película coral».
Ganadora de cuatro premios Goya, un César, el Premio Donostia o el honorífico de la Academia de Cine Europeo, que recogió en diciembre pasado, entre otros muchos reconocimientos, la veterana actriz madrileña dice que sigue sintiendo debilidad por los directores debutantes.
Fernando Colomo o Pedro Almodóvar también lo eran cuando trabajó con ellos por primera vez en «Tigres de papel» (1977) o «Pepi Luci, Bom…», respectivamente.
«La primera película es una cosa que siempre me tira», señala. «Nunca me ha dado miedo. Si haces una película con un director desconocido y sale mal, no veo el riesgo, porque no la va a ver nadie. Es una aventura, eso sí, y sentir que puedes ayudar a que una película se haga es una sensación agradable».
Patricia Font, que había trabajado en series de televisión como “Polseres vermelles” y “Cites” y ganó un Goya por el corto «Café para llevar», se considera afortunada de que la llamaran para dirigir esta producción de Zeta Cinema y Atresmedia.
«Es una película bastante grande para ser una opera prima, y de encargo. No es lo que imaginas para una primera película, y luego con este reparto y estos medios», afirma. «Siempre hay un factor suerte en lo que haces, aunque también es el resultado de mucho trabajo».
Redacción