Según confirman fuentes del entorno del torero de Táchira (Venezuela), el milagro «por fin» se ha hecho realidad», pues «lo que todo el mundo pensaba que iba a acabar de peor manera posible, al final se ha demostrado que la fuerza de Manolo ha podido más que la adversidad».
Vanegas llevaba ingresado en el centro de Parapléjicos de Toledo desde hacía ocho meses. Allí trabaja día y noche para volver a recuperar a la persona y después al torero, pues en su cabeza jamás pasó la idea de no volver a torear por muy negro que pudieran ponérselo los doctores en un primer momento.
Y es que el joven venezolano, de 25 años, sufrió el desplazamiento de las vértebras C4 y C5 a consecuencia de una fuerte volterera sufrida mientras toreaba un toro, a puerta cerrada, en la plaza de toros de Ledesma (Salamanca) a finales del mes de mayo del pasado año.
El golpe, muy brusco y sobre el cuello, le produjo la parálisis total de todo su cuerpo, la inflamación de la médula y, en consecuencia, los peores augurios posibles sobre las consecuencias y secuelas que podía dejarle tan severa lesión, es decir, que Vanegas jamás volvería a caminar y que el resto de su vida la pasaría postrado en una silla de ruedas.
Pero después de dos intervenciones para fijar las vértebras en el hospital de Salamanca, el joven espada fue traslado a Toledo, al Hospital Nacional de Parapléjicos, donde, a base de un durísimo programa de rehabilitación, atisbó una pequeña luz al final del túnel tan oscuro en el que se encontraba inmerso.
Así lo confesó en una entrevista con Efe el pasado mes de agosto: «Los médicos no se explicaban cómo puedo estar evolucionando así. Cuando sufrí el percance apenas podía mover levemente los hombros y ahora ya he recuperado mucha movilidad, ya me puedo ir levantando y sujetándome en la barra. Es un milagro que cada día note como algo nuevo va despertando dentro de mi cuerpo», decía.
Y, aunque era consciente de que lo importante era recuperarse para, al menos, poder llevar en un futuro una vida normal, él jamás tiró la toalla a la hora de soñar también con volver algún día a enfundarse el traje de luces, pues, como también aseguró en la misma entrevista, y parafraseando a José Tomás: «Vivir sin torear no es vivir».
Ahora empieza una nueva vida para Manolo Vanegas, que desde mañana mismo se pondrá en manos de los rehabilitadores Luis Sánchez, del CEO Fisiostudio Salamanca, y de Javier Alfonso, de la clínica de fisioterapia científica avanzada de Coria (Cáceres).
Ambos serán ahora los que trabajen con el venezolano para hacerle mejorar todavía más en su día a día y, por qué no, ayudarle también a cumplir su anhelo de volver a vestir algún día de luces.
Redacción