«Virginia Woolf es una de mis autores favoritas, pero no es la más fácil de adaptar. Sus obras son muy profundas y ‘Mrs. Dalloway’ marca el inicio de un estilo totalmente nuevo a principios del siglo XX», reconoce de Cock (Mortsel, Bélgica, 1972), actor y creador, que desde 2016 dirige el Teatro Flamenco de Bruselas.
La obra de Virginia Woolf recorre durante 24 horas la vida de Clarissa Dalloway, que vuelve constantemente a su pasado para paliar el vacío existencial y la soledad que siente, reprimida en todas las esferas de su vida desde el inicio de su matrimonio.
La adaptación teatral está dirigida por Carme Portaceli, quien también ha llevado a cabo la adaptación al teatro junto a de Cock y Anna Maria Ricart, y amplía la novela con otras obras de Woolf, entre ellas sus diarios: «queríamos traer a Dalloway a la actualidad, con guiños a la vida de su autora», reconoce el belga.
Para ello han retirado la figura del soldado de la Primera Guerra Mundial que aparece en la novela, Septimus, y han introducido un alter ego de lo que podría haber sido Woolf en la vida de Clarissa Dalloway: Angelica, una mujer enferma que acaba por suicidarse.
«Creo que la frase de Clarissa en la novela, ‘Somebody had to die’, es muy esclarecedora», explica de Cock, quien encuentra en esa cita una premonición del suicidio de Woolf, en 1931: «En el libro, Clarissa perdona a Septimus por quitarse la vida, le entiende, pero eso es algo que no podría perdonarse a sí misma».
El suicidio es, en este sentido, el acto que dignifica la enfermedad de Angelica y la vida de los personajes que la rodean: «Suicidio y eutanasia no son sinónimos, pero de alguna manera podrían ser equivalentes En Bélgica, el suicido asistido es una opción desde hace bastantes años», cuenta de Cock.
«Las enfermedades mentales también son claves en la obra y en la vida de Woolf», explica el actor belga.
«Tendemos a pensar que lo que no es habitual debe ser corregido, siempre para incluirles en la idea de lo normal. La pregunta que llevamos al teatro es si, al final del día, Clarissa es feliz con su vida».
De Cock considera que el montaje final de la obra es «brillante», gracias a una colaboración muy intensa con Portaceli y, especialmente, a su trabajo en el Teatro Español: «Los actores, además, son muy buenos».
Redacción