La hija de la soprano, Montse Martí, en nombre de la familia, ha agradecido el «regalo» en el lugar «en el que empezó todo» y ha recordado que su madre siempre quiso que fuera en Barcelona donde ocurrieran las cosas, llevando la ciudad «en su corazón por todo el mundo».
Escuchándola, un emocionado Bernabé Martí, viudo de la cantante; el hijo homónimo de la diva y otros familiares y amigos que han asistido al acto en el Salón de los Espejos.
Montse Martí ha rememorado cómo su madre miraba la ciudad desde la ventanilla del avión siempre que regresaba de otros lugares lejanos y ha sostenido que hoy se sentiría feliz con este homenaje y con el Liceu.
«Hoy celebramos que la ciudad le sonríe a mi madre con esta medalla», ha concluido entre los aplausos de las 150 personas que llenaban un salón que pisó en incontables ocasiones.
El director de teatro y amigo íntimo de la familia, Lluís Pasqual, ha glosado su figura, ahondando en su procedencia humilde, sus inicios no siempre fáciles, y en que era una «persona hecha de disciplina, técnica y de amor hacia los otros».
La música, ha continuado, es «una manera de querer a la gente» y hoy, ha afirmado, se trata de darle las gracias a Caballé «en nombre de los millones de personas a los que ha hecho felices desde sus inicios en 1962, en su debut en Nueva York en 1965 y hasta la última nota que podamos oír, gracias a la técnica».
Redacción