jueves, noviembre 21, 2024
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La Fundación Canal desvela a Matisse como maestro del blanco y negro

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Se trata de una colección de grabados que Matisse legó a su hijo, el marchante de arte Pierre Matisse. Organizada por la American Federation of Arts y The Pierre and Tana Matisse Foundation, la exposición pone el foco en la importancia que tuvo esta forma de expresión artística en el proceso creativo del pintor francés.

La comisaria Jay McKean, del Baltimore Museum of Art, ha recurrido hoy, durante la presentación a la prensa, a una cita del propio Matisse para subrayar una de las que considera características fundamentales de su obra, el coraje: «otra palabra para la creatividad es valentía», solía decir.

«No paraba de experimentar, sin miedo», ha añadido McKean, y esa audacia también se aprecia en los grabados que incluyen autorretratos y posados de modelos en distintas técnicas, desde punta seca a aguafuerte, aguatinta, monotipo, litografía, xilografía y linografía.

En orden cronológico, el recorrido se abre con un autorretrato inspirado por Rembrandt que ha sido identificado como la primera estampa del artista, fechada entre 1900 y 1903.

Se trata de un grabado a punta seca en el que el pintor aparece activo y observante. «Esa inmediatez es otra de las características de Matisse», según McKean.

La época en la que trabajó en el lienzo «La alegría de vivir» fue muy activa para el artista en el campo de estampación y publicó tres xilografías (grabado en madera) en las que las figuras se reducen a contornos enérgicos enmarcados por rítmicos patrones decorativos, influido por Gauguin o Van Gogh.

Del mismo modo que el cine en blanco y negro no tiene nada que envidiar al color, los grabados de Matisse pueden alcanzar igual efecto dramático que sus explosivas pinturas.

En los posados con modelos se observa la constante búsqueda de un ángulo innovador. «Matisse establecía una relación de gran intimidad y confianza con las modelos, se sentían cómodas y lograba puntos de vista inesperados», ha señalado la comisaria.

En 1914 Matisse comenzó a producir aguafuertes e instaló una pequeña prensa de mano en su estudio. Era un proceso casi familiar, ya que su esposa y su hija se encargaban de preparar las placas y materiales para llevar a cabo las estampaciones.

Entre los grabados más espectaculares de la exposición destaca una colección de litografías con odaliscas como tema principal, en las que utiliza la luz para integrar forma y fondo y resaltar los cuerpos en la oscuridad.

Su sutilidad con el claroscuro alcanza el virtuosismo en estampas como «La Persa» y «Joven hindú», de 1929.

Todos los grabados de la exposición son en blanco y negro, salvo dos, realizados para libros ilustrados: un aguatinta de «La Danza» (1935), correspondiente a una de sus pinturas más celebradas, y tres variaciones de «María José con un vestido amarillo» (1935).

La muestra permanecerá abierta al público hasta el 18 de agosto. 

mt/aam

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