En el primer volumen de sus memorias, escritas en colaboración con el periodista Xevi Xirgo a partir de las notas tomadas durante su presidencia, Puigdemont recrea fragmentos del diálogo que mantuvo con Sánchez en su encuentro oficial del 15 de marzo de 2016 en el Palau de la Generalitat.
En esa conversación a puerta cerrada, Puigdemont le reprocha que hable públicamente de «problema de convivencia» en Cataluña, a lo que Sánchez, según el entonces president, le da la razón.
Según relata Puigdemont en el libro, cuya publicación oficial será el próximo 23 de julio, su interlocutor lo sondea sobre cómo vería una reforma de la Constitución o un nuevo Estatut para intentar resolver el conflicto territorial.
Puigdemont objeta que una reforma constitucional requeriría el beneplácito del PP, por lo que se antoja difícil un consenso que resuelva ese conflicto, y remarca que en Cataluña no hay apenas clamor por un nuevo Estatut, y sí por un referéndum.
«Aquí lo que queremos es un referéndum. Si tú admites la posibilidad del referéndum, nosotros te ayudaremos; nos podemos entender», le asegura Puigdemont.
Según el entonces presidente, Sánchez subraya que no lo puede avalar porque «eso es romper, partir, la soberanía nacional» y puntualiza que, si se hiciese un referéndum, «debería votar toda España», algo que Puigdemont admite: «Nosotros aceptaríamos que el referéndum se hiciera en toda España, pero tú tendrías que aceptar que el resultado de Cataluña fuera vinculante».
Sánchez insiste en que «la independencia no se puede votar», y Puigdemont le ofrece incluir en esa votación también una oferta de encaje que planteasen los socialistas.
Puigdemont busca convencer al líder del PSOE, entonces en la oposición, de que permitiendo un referéndum en Cataluña ganaría «apoyo internacional y liderazgo».
El dirigente independentista le advierte de que, si el expresidente Artur Mas es condenado por la consulta del 9N -en 2017 efectivamente fue condenado-, habrá un «punto de ruptura», y Sánchez, según relata Puigdemont en sus memorias, indica que en tal caso «la imagen de España quedaría muy tocada».
Según Puigdemont, el líder socialista le pregunta «hasta cuántos años después» de un referéndum se comprometería el independentismo a no volver a convocar una consulta soberanista, a lo que el president se muestra dispuesto a negociar la fecha.
Puigdemont tiene la sensación de que Sánchez se siente «atrapado» y lo anima a «salir de su zona de confort»; según su relato, el líder del PSOE le pregunta: «Y este referéndum, ¿cuándo tendríamos que hacerlo?».
«La fecha la podríamos pactar; en eso sí que no os pondríamos ninguna pega… Cuando a ti te fuera bien», contesta Puigdemont.
Al término de ese encuentro, que duró una hora y cuarto, Sánchez declaró que la reunión con Puigdemont abría una «etapa de deshielo» entre la Generalitat y el Estado e hizo un llamamiento al «diálogo» para hallar soluciones al conflicto territorial, aunque rechazó la posibilidad de un referéndum en Cataluña.
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