En «plena forma» a sus «81 años, camino de 82», Concha Velasco regresa a la capital aragonesa después de dos años, cuando representó en el Teatro de las Esquinas «El funeral«. Vuelve a una ciudad, ha dicho en rueda de prensa, que siente como si fuera su casa.
Ha reconocido que «La habitación de María», con una gran importancia para ella, puede ser «la última».
Y ha rememorado que durante la representación en Madrid, en pleno apogeo del temporal Filomena, el equipo tuvo que quitar la nieve con cartones y palas para que cuarenta personas pudieran asistir a la función. Incluso se llegó a plantear la suspensión, pero el productor, Jesús Cimarro, lo rechazó.
En Zaragoza, con la reducción de aforo por la pandemia, serán 418 las personas que podrán verla en cada función. Apenas queda alguna entrada para jueves y domingo, ya que los otros dos días está todo vendido.
En «La habitación de María», Concha Velasco interpreta a una célebre escritora, Isabel Chacón, que toma el nombre de su tía y el apellido de su madre, que padece agorafobia y vive recluida en un ático del que no se mueve hasta que un incendio obliga a evacuar el edificio.
«De todos los personajes que he interpretado -ha dicho- es el que menos tiene que ver conmigo», pero también ha desvelado que su hijo Manuel, autor de la obra, le confesó que la había escrito porque Isabel era él, identificación que para la actriz es común a todos los escritores, como Vargas Llosa o García Márquez.
Concha Velasco está sola sobre las tablas, pero la obra cuenta con «un montaje muy caro», con diez técnicos de apoyo.
«Lo vais a pasar muy bien. Tiene una parte dramática y otra con momentos divertidos», ha apuntado la actriz.
Como anécdota, ha contado que ella quería que el pájaro que hace compañía a la protagonista se llamara Pepe, porque ella misma tenía uno con en ese nombre, pero al final se le bautizó como Salinger, autor del libro que más le gusta a su hijo y del que también toma algunas cosas.
Sobre la duración del espectáculo, ha dejado claro que ella quería que fueran 90 minutos, pero al final quedó en 75, contando la entrada y salida del público.
Ha reconocido que no le gusta mucho lo que se ha cortado del texto: «Por eso, poco a poco lo voy añadiendo», ha confesado, a la vez que ha asegurado que no le gusta improvisar.
La pandemia le ha afectado, «como a todos», según ha dicho, pero no quiere ponerse triste. «Si no, mi hijo me regaña», ha confesado.
Concha Velasco también ha dicho que estaba «loca» por cumplir 80 años, algo que creía que «iba a ser la pera», pero esta fecha llegó y, sin darse cuenta, ya tiene 81.
Tras recordar que su madre escribía «novelas de amor a 25 pesetas» y asegurar que ella nunca ha escrito nada hasta ahora, la intérprete ha avanzado que ahora está escribiendo sobre ella.
«Voy a contar cosas estupendas y divertidas, pero también hay otras dramáticas. Tengo una vida tan intensa que no tengo tiempo de hablar de los demás», ha anticipado.
No cree ser la mejor actriz y, en esta profesión, adora a tres: Nuria Espert, Lola Herrera y Julia Gutiérrez Caba, aun reconociendo que ella es «más completa» porque baila, canta y hace más musicales. Entre las extranjeras, su favorita es Vanessa Redgrave. «Hago todas las obras que hace», ha enfatizado.
En un convulso contexto, Concha Velasco se ha prohibido a si misma hablar de política. Reconoce que se entera de lo que pasa a través de los periódicos y que, en cuestión de televisión, es aficionada a las películas del oeste de Telemadrid, que son «maravillosas».
«Estamos opinando todos demasiado sobre todo. No podemos estar todo el día opinando. Tengo edad suficiente para no opinar de nada que no sepa», ha zanjado. EFE
A.M.