Este jueves ha comenzado el XXXV Festival Internacional de Títeres de Segovia (Titirimundi), una cita a la que acudirán hasta el domingo 28 compañías con muchas ganas de reencontrarse con el público después de meses de giras interrumpidas y actuaciones canceladas como consecuencia de la pandemia.
La de este año será una de las ediciones más modestas de su historia, con un programa acortado en días, funciones y compañías tras una rebaja del presupuesto aportado por la Junta de Castilla y León, que ha pasado de aportar 100.000 euros a colaborar con 14.752 euros.
Como resultado, y tras un esfuerzo extraordinario por parte de la organización, está previsto que 28 compañías lleven a cabo 128 actuaciones en 35 espacios de la ciudad, para las que se han puesto a la venta 6.002 entradas.
A las 20:30 horas de este primer día ha tenido lugar la inauguración oficial a través de una gala celebrada en el Teatro Juan Bravo, a la que han asistido autoridades como la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, o el director general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, José Ramón González.
Durante el acto, la directora del festival, Marián Palma, ha dado la bienvenida a una edición que ha calificado de «complicada, muy complicada»: «Pero pensábamos que no íbamos a llegar hasta aquí y aquí estamos, y eso también es momento de celebrarlo», ha señalado, despertando el aplauso de los presentes.
A continuación, ha dado a conocer al pregonero de este año, el músico Fernando Ortiz, fundador y miembro del veterano grupo de folclore castellano Nuevo Mester de Juglaría, quien durante su intervención ha recordado, emocionado, al fundador del festival, Julio Michel, quien falleció en 2017 a los 70 años.
Tras esta presentación, la compañía Belova-Iacobelli, formada por la chilena Tita Iacobelli y la artista multidisciplinar Natacha Belova, ha inaugurado la edición oficialmente con su obra ‘Chaika’, que cuenta la historia de una actriz de avanzada edad que se resiste a aceptar su vejez.
Durante un encuentro con los medios por la mañana, la actriz Tita Iacobelli, quien actúa y maneja la marioneta protagonista, ha mostrado su entusiasmo por participar del evento: «Es una alegría enorme estar en el escenario después de un año que estuvimos sin poder movernos, es una maravilla», ha apuntado.
Aunque la inauguración oficial se ha celebrado por la noche, desde esta mañana han tenido lugar diversas actuaciones, como la de la compañía Zero en Conducta, que ha presentado ‘Nymio: teatro digital’ a las 12:30 horas de en la Casa de Ejercicios del Seminario de Segovia.
Por la tarde, desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche con un pase de veinticinco minutos cada hora, Eudald Ferré ha invitado al público a sumergirse en la aventura de ‘La pequeña Moby Dick’, un títere en forma de cachalote de casi cinco metros de largo que interactúa con el público.
En declaraciones a los medios este jueves, Ferré ha señalado que es «muy importante» para él actuar en este festival, sobre todo después del «rollo de la pandemia»: «Ya podemos hacer un espectáculo, en nuestro caso, tal y como tiene que ser, como está pensando y como queríamos que saliese», ha celebrado.
Se ha referido a las restricciones sanitarias que hicieron que en 2020 su obra no pudiera incorporar un elemento fundamental para él, el contacto del títere con el público, y que los espectadores tuvieran que estar sentados y separados entre sí: «Fue otra película», ha lamentado el artista.
Entre todas las obras previstas hasta el domingo destacan dos estrenos absolutos; el de ‘Retablillo de Don Cristóbal’, de la compañía segoviana Nao D’Amores y ‘Balada para una revolución’, de la salmantina La Chana.
Además de una treintena de actuaciones por pueblos de la capital, como novedad este año el programa incluye espectáculos frente a las terrazas de algunos bares de la ciudad y visitas guiadas por los espacios donde se llevan a cabo las obras, en las que se contarán detalles de la historia del festival desde sus inicios, en 1985.
Laura López