martes, noviembre 5, 2024
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Aramburu: «Pasar curso con una asignatura suspensa me parece antipedagógico»

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«Para quien realmente tiene ganas, deseo de mejora, es muy desmotivador que lo pongan a la misma altura que el que no se ha esforzado», ha asegurado el escritor, en referencia a la última decisión adoptada por el Gobierno en materia educativa, al decidir suprimir los exámenes de recuperación en la ESO y ofrecer la oportunidad a los alumnos de promocionar al siguiente curso con asignaturas suspensas.

Según el escritor, la justificación de esta medida «no es del tipo pedagógico, sino simplemente administrativo», y considera que no va a generar que las generaciones futuras progresen.

Aramburu, que reside en Alemania, donde ha impartido clases de lengua española a descendientes de emigrantes, ha asegurado estar «muy interesado» en la educación, ya que considera que junto al factor genético y social es el otro gran «condicionante» de la vida de cualquier persona.

Por ello, ha reprochado a los principales grupos políticos de España su «falta de consenso» en esta materia: «Me duele ver que llega un partido al poder y que cambia todo lo que ha hecho el anterior. Además en muchos casos son cambios del tipo administrativo, suprimir una asignatura o colocar una que estaba en un curso», ha criticado.

También ha señalado a los que subestiman el ejercicio de la memoria en la educación y dicen «bobadas» como que «la memoria no es conocimiento».

«Si todo el conocimiento está fuera de nosotros, está en Google, pues somos como automóviles que tienen que ir a repostar a la gasolinera del conocimiento, que a lo mejor está cerrada y que otros gestionan y por la que cobran», ha declarado, antes de también cuestionar el hecho de que se ponga sobre la mesa la supresión de la filosofía en los currículos escolares.

«Si realmente se sustituye la filosofía, ¿cómo se les enseña a los adolescentes a razonar? Se puede suprimir, pero, ¿qué se coloca a cambio?», se ha preguntado Aramburu, quien ha asegurado que en su país de residencia esas cosas «no se hacen» y que el consenso entre partidos «es más fácil y más rápido».

Que a Aramburu le interesa la educación es algo que ya se puede observar en su nueva novela, «Los vencejos» (Tusquets), protagonizada por Toni, un profesor de instituto que imparte filosofía y que está enfadado con el mundo, por lo que decide poner fin a su vida.

Meticuloso y sereno, Toni decide entonces redactar cada noche una crónica personal, justo a un año vista del día que pretende suicidarse, en la que narra «su presente, su pasado, sus pequeñas maldades, sus defectos, sus contradicciones, sus cobardías…»

«Es cierto que a veces uno se aprovecha de la capacidad expresiva de sus personajes para meter pacotilla del personal pero yo no soy ese personaje. Esta novela está escrita contra el dogma difundido por algunos de que toda novela es autobiográfica. Yo no lo creo», aclara.

Según el escritor, hay una «enorme tendencia» a identificar a los personajes, a lo que dicen o lo que hacen con el autor, algo con lo que no está de acuerdo porque considera importante tener «la imaginación suficiente para poder intervenir en una trama seres o personajes que no son uno mismo».

Aramburu explica que la novela surge por su interés en explorar cómo sería la vida si supiéramos la fecha, hora y razón exacta de nuestra muerte: «¿Cómo se vive esto? ¿Cómo afectaría a nuestra vida? ¿Cómo gestionaríamos el tiempo, cuál sería nuestra jerarquía de valores y cómo nos relacionaríamos con los demás?»

«Se me ocurrió darle al personaje un plazo para que pudiera racionalizar esta experiencia y por eso este hombre lleva a cabo todas las noches un ejercicio de escritura, que no es exactamente un diario, en el que hace un repaso de su pasado, comenta la actualidad y se examina a sí mismo», ha añadido el escritor.

Aramburu, además ofrece a los lectores con «Los vencejos» la oportunidad de conocer «a fondo» al semejante, ya que muchas veces convivimos con personas pero siempre quedan cosas «a las que no accedemos».

«No podemos decirnos la verdad continuamente. Somos unos diplomáticos, conciliadores, todo ello para poder vivir juntos. Pero esta novela va en el recorrido contrario. Extrae a un ser humano y lo pone sobre la mesa de disección. Ahí se le abre el pecho como si tuviera el hombre una cremallera y vemos todo», ha afirmado. EFE

 

A.M.

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