Aunque el camino no ha sido fácil, León admite que le saca «jugo a la vida. Me gusta la vida y quiero transmitir ese estímulo y esa energía vital. La vida es un regalo y tenemos que vivirla aunque sea difícil entenderla», dice en una entrevista a Efe.
A sus 71 años, Loles León (Barcelona, 1950) está imparable: rueda a las órdenes de Santiago Segura la comedia familiar «Padre no hay más que uno 3», además de continuar con su participación en «Tu cara me suena», trabajos que compagina con el estreno el 21 de enero en el Teatro La Latina de «Una noche con ella».
Asegura divertida que toma muchas vitaminas para poder con todo. «Hubiese sido muy bonito haberlo encadenado, pero ha surgido todo al mismo tiempo. En esta profesión o te mueres de hambre o te mueres de sueño».
Una etapa que vive feliz porque se divierte con el jurado en televisión, «aunque nunca me den muchos puntos». «Es normal, yo soy cómica, pero cantar, no canto».
León reconoce que nos encontramos en un momento mundialmente delicado, «apabullante. Hay que tener mucha paciencia» e indica que, aunque se ha demostrado que el teatro y el cine son lugares seguros al público, le cuesta acudir.
Por ello valora que el público se muestre «entregado» y se lo demuestre con «bravos», calurosos «aplausos» y cariñosos comentarios cuando termina la función. «Lo disfruto mucho porque reír ahora mismo se ha convertido en la mejor terapia para olvidarte de todo».
Curtida en el oficio, advierte que no pretende gustarle a todo el mundo. «Me encanta mi profesión, me entrego en todo lo que hago, sin el público esta profesión no tendría sentido», una razón por la que busca sin descanso el mejor espectáculo para entretener.
Es lo que pretende y consigue «Una noche con ella», escrito por Juan Luis Iborra, una autobiografía de la que el 50 por ciento se ajusta a la realidad y el otro cincuenta a la ficción, anécdotas sabiamente encadenadas con música y escenas de cabaret y music hall, y textos en los que no falta descaro y mordacidad.
«Todo el mundo quiere saber cuál es cuál, pocas veces lo digo, lo divertido es adivinar. Me gusta jugar con el equívoco y la contradicción y lo más gracioso es que muchas cosas que han sucedido el público piensa que no son reales», comenta divertida.
Iborra escribió durante el confinamiento esta obra, que le iba leyendo por teléfono, momentos en los que se emocionó y rió a partes iguales. «Hay humor, pero también emoción», que comparte en el escenario con cantantes y bailarines como Briel González y Fran del Pino, y con la música de Yeyo Bayeyo.
Reconoce que algunos de esos recuerdos los había apartado de la memoria, pero «me ha encantado rescatarlos. Iborra es un artistazo, nos conocemos muy bien y trabajar con él es tan cómodo, que todo ha sido muy fácil».
Un vestuario reciclado pone el punto de glamour necesario sobre el escenario. «Yo sí que tengo un buen fondo de armario», subraya con soltura, pues todo lo que luce ha formado parte de las películas u obras de teatro en las que ha participado, «me lo he llevado conmigo de una casa a otra».
«Reciclado, renovado y reutilizado, las tres R», un trabajo del que se ha encargado el diseñador Manuel Fernández, que ha adaptado a la silueta de Loles León «que ha pasado por temporada más gordas y otras más delgadas» con la ayuda de un taller de costura de mujeres rescatadas de la trata.
En la vida, apunta, «si no te metes en todos los charcos no cuentas nada», advierte esta artista que no ha perdido la pasión de vivir, una razón por la que se muestra crítica con la actitud de algunos jóvenes, «van muy deprisa, no se entretienen y no se meten hasta el fondo en la vida» y eso impide «crecer, saber salir de un problema y crear su personalidad», concluye. EFE
Inmaculada Tapia