Con una larga trayectoria como director, Guijosa ha escrito una obra con la que, según comenta en una nota, «se sumerge en las turbias aguas del daño, de cómo convivimos con él, y qué nos pasa cuando nos damos cuenta de que sólo podemos entender el dolor propio».
El relato parte del momento en que la mujer recibe la noticia de que su hermana va a ser madre, el detonante de unos recuerdos que la conducen al momento en que ocurrieron los hechos de los que fue víctima. La situación le enfrenta a la disyuntiva de desvelar las agresiones que sufrió o callarlas.
Beatriz Grimaldos, Ana Mayo, Muriel Sánchez y Camila Viyuela interpretan esta historia, en la que dan voz alternativamente a la víctima de los abusos y al mismo tiempo a otros personajes.
El texto se articula desde la perspectiva de los testigos. «Siento que desde esa perspectiva soy más justo con el tema, con las víctimas reales, con los personajes de la historia, conmigo mismo».
El proyecto parte del «no entender. No entender cómo alguien puede hacerle eso a una niña. No entender por qué la niña nunca dijo nada o nadie la creyó. No entender cómo eso se pudo perpetuar en el tiempo sin que nadie lo advirtiera, sin que nadie hiciera nada. No entender las secuelas que eso deja. No entender cómo se puede mantener contacto con quien abusó», se pregunta el director. EFE
A.M.