Concha Barrigós
Madrid, 22 jun (EFE).- El Real es ahora un teatro «acotado y sectorizado», con medidas de seguridad que han costado 340.000 euros, por eso sus responsables creen que la reapertura el próximo 1 con «La Traviata» será un éxito: «ni cancelar es una opción» ni hay que «tener miedo a vivir», han dicho este lunes sus responsables.
«Hay que tener el coraje y la iniciativa de saber adaptarse y lograr las condiciones para hacerlo», ha subrayado en rueda de prensa el intendente del coliseo, Joan Matabosch, acompañado de su director general, Ignacio García-Belenguer, el director de la orquesta, Nicola Luisotti, y las «violettas» y «alfredos» de los cuatro elencos que se alternarán hasta el 29 de julio.
Serán 27 funciones -ocho más de las previstas inicialmente-, con un total de 24975 entradas «activadas», «prácticamente» todas las que se habían vendido para esta producción, que será en una versión de «concierto» semiescenificado, no de ópera dramatizada, por lo que han devuelto a los abonados parte de lo que habían pagado.
El estreno será con un aforo del 50% y, «posiblemente», a partir del 6 de julio se amplíe al 75%: «abriremos en septiembre con la disponibilidad que en ese momento esté permitida», ha recalcado García-Belenguer.
El director general ha enumerado las medidas de seguridad que se han incorporado más allá de las mascarillas y el gel desinfectante y de las «3000 horas» dedicadas a su desinfección: se accederá por seis entradas distintas, en función de la localidad que se tenga, y allí se medirá la temperatura al espectador; se han cambiado todas las llaves por grifos automáticos en los aseos, que se han ampliado en 8, y se han habilitado 19 zonas de restauración distintas.
Las puertas se abrirán una hora antes, los descansos serán de 40 minutos en vez de 30 para facilitar el desalojo y la entrada y en las butacas se han colocado pegatinas que informan de que deben seguir las instrucciones del personal de sala -29 acomodadores en total- así como de los aseos y las barras que corresponden a ese área de la sala en concreto.
«Es un teatro acotado y sectorizado», ha subrayado García-Belenguer, que ha recordado que todos los trabajadores, elenco, coro y orquesta se han hecho los test «pcr» para garantizar que no están infectados y que diariamente se someten a un control.
El teatro, ha recalcado, ha estado asesorado por un grupo de expertos, entre ellos los doctores Santiago Guillén, Concha Pérez y Pedro Jaén, para tomar las medidas «más seguras».
«Después de esta interrupción no debemos sentarnos a esperar que las cosas se normalicen por sí solas. Lo prioritario es garantizar la seguridad del público y a partir de ahí tener el coraje y la iniciativa de saber adaptarse», ha afirmado Matabosch, que ha recordado que los grandes damnificados por la situación han sido los artistas.
«Cancelar ya no es la opción y el Teatro Real tiene que ir a otras soluciones (…) Es «muy cómodo decir ‘no abro hasta que haya un 100% del aforo'»., ha agregado Matabosch.
El director de la orquesta ha hecho una apasionada defensa de la vuelta a los teatros: «No tenemos que tener miedo de vivir sino de no vivir», ha afirmado, «orgulloso» de ser el primero que se pone al frente de la orquesta en el Real tras haber sido el último que lo hizo en La Scala, el pasado 23 de febrero.
«Necesitamos sentir, escuchar en vivo a los artistas. El mundo necesita del arte. Tenemos el deber de volver a la vida», ha agregado Luisotti, que cederá la batuta en seis funciones a Luis Méndez.
Leo Castaldi, ayudante de Willy Decker en la producción de «La Traviata» que estaba inicialmente prevista, ha explicado el «concepto» que ha diseñado para este «concierto semiescenificado»: ha dividido la escena en cuadrículas de 2×2 metros, donde estarán situados los miembros del coro y los solistas, «pequeñas islas» desde las que transmitirán «la emoción brutal» de sus papeles.
«Venir a hacer ‘La Traviata’ aquí es una manera de enfrentarnos al miedo a la presencia. Se que no será una función normal pero será una noche de gran teatro», ha prometido.
Marina Rebeka, que se alternará con Ruth Iniesta, Ekaterina Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa, ha destacado el paralelismo entre la situación que vive Violetta, la desdichada «tísica» que agoniza sola, con la que han sufrido quienes han fallecido por el coronavirus: «lo hace muy actual y fuerte».
«Los artistas somos esenciales, somos lo que damos esperanza a la sociedad. Estamos muy agradecidos por estar aquí, por el bien común», ha apostillado Michael Fabiano, que cantará el papel de Alfredo con Iván Magri, Matthew Polenzani e Ismael Jordi.EFE
cb/aam
Estrella Digital