«La comunidad» de Álex de la Iglesia, en la que incluso se pensaba en matar a una vecina por dinero, parece una broma comparado con la que ha montado un sevillano de 71 años que, cansado de soportar al resto de inquilinos de su bloque de viviendas, intentó acabar con todos ellos a base de artefactos explosivos.
A este sujeto, Rafael P. P., la Audiencia de Sevilla le ha condenado ahora a 330 años de prisión al indicar la sentencia que estaba demostrado el ánimo de matar a 53 vecinos que tuvo el susodicho, y no simplemente de lesionar o «dar un escarmiento» a sus vecinos, como había alegado el acusado en el juicio.
El acusado había colocado en la madrugada del 17 de julio de 2009 en su propia casa de la barriada de Las Naciones, en el cuarto de contadores y en varios rellanos unos artefactos compuestos por bombonas de butano, bidones de gasolina y de disolvente y los hizo explosionar.
Ese es el motivo por el que la Audiencia le ha impuesto seis años de cárcel por cada uno de los 53 delitos de asesinato en tentativa, junto a otros 12 años por un delito de estragos. Todo ello pese a que todo ello no terminó con la vida de ninguno de los implicados. Eso sí, al explosionar los artefactos varios vecinos resultaron lesionados, por lo que serán indemnizados con distintas cantidades, además de 15.000 euros para cada uno por el daño moral sufrido.