El Juzgado de Instrucción número uno de Santiago ha decretado el sobreseimiento provisional y archivo de las actuaciones relacionadas con esta separata remitida por el Juzgado de Instrucción número uno de Lugo.
Además, según el fallo divulgado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, ha acordado dejar sin efecto las medidas preventivas adoptadas respecto a los once investigados.
En concreto, son Conde Roa; su segundo, Ángel Espadas; los concejales Albino Vázquez y Adrián Varela, tres funcionarios y, el resto, representantes de empresas que habrían pagado los supuestos sobornos.
La causa se abrió en su momento, de hecho, por presuntas irregularidades cometidas por concejales y personal funcionario del Ayuntamiento de Santiago durante la pasada legislatura.
La titular del Juzgado de Instrucción número uno de Santiago asegura en el auto que, tras examinar la documentación, le resulta imposible «determinar con exactitud qué hechos delictivos se atribuyen a cada uno de los sospechosos», así como «conocer la línea de investigación» llevada a cabo en Lugo.
La magistrada recuerda en el auto que recibió la causa en mayo de 2018, cuatro años después de que la instructora de Lugo se inhibiese a su favor. Entonces rechazó hacerse cargo del caso, pero en febrero de 2020 el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia le atribuyó la competencia.
La magistrada de Santiago explica que durante los cuatro años que pasaron desde que se decretó la inhibición de la causa hasta que la recibió, en Lugo se continuaron practicando diligencias.
Por ello, considera que el Juzgado de Instrucción número uno de Santiago «se encuentra imposibilitado para conocer cuál es el objeto de la causa, pues tanto los hechos como los delitos pueden haberse descartado o confirmado o incluso añadido otros nuevos, así como el número e identidad de los posibles sospechosos, aunque no habían sido formalmente imputados».
La jueza insiste en que procesalmente «se actuó con el criterio contrario a la lógica de tramitación», pues sostiene que en lugar de llevar a cabo una breve instrucción e inhibirse al juzgado de Santiago, lo que se hizo fue dictar un auto de inhibición, pero se siguió instruyendo la causa cuatro años más en Lugo.
En el auto también remarca con contundencia que a los denunciados se les causó una «total indefensión», al tiempo que recuerda que estuvieron sometidos «a medidas preventivas que restringieron su libertad personal».
La titular del Juzgado de Instrucción número uno de Santiago afirma que se les ocasionó «incertidumbre y angustia» a los investigados «por encontrarse inmersos en un proceso judicial del que resulta imposible determinar con exactitud qué hechos delictivos se les atribuyen a cada uno de ellos».
La jueza Pilar de Lara, por dilaciones indebidas, ha sido penalizada con pérdida de empleo y de sueldo durante siete meses y un día, los cuales ha empezado a cumplir el pasado enero. El castigo del Consejo General del Poder Judicial acarrea pérdida de destino.
Al juzgado número uno de Lugo llegó en 2007 y de él ha salido por imperativo del CGPJ. Se ocupó de causas de gran magnitud, como la Carioca, sobre prostitución, un caso que salpicó a clubes de alterne y a fuerzas del orden; o la Pokemon, que investigó esa supuesta trama de corrupción, con el Grupo Vendex en el epicentro y los sobornos y enchufes en la adjudicación de contratos públicos, como trasfondo.
La primera se ha desinflado, pues ha quedado archivada una buena parte, por ella misma, y respecto a la segunda, que implicó a un sinfín de dirigentes políticos, se va determinando sobre ella, como ha ocurrido este jueves.
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