Los hechos tuvieron lugar el 2 de febrero de 2019 cuando la hoy acusada, de 47 años y que había perdido un bebé un poco antes de los hechos, fue detenida tras secuestrar a otro, habiéndose fijado el juicio para el pasado 24 de marzo, en plena pandemia del coronavirus.
La mujer detenida se hizo pasar por una pediatra para llevarse al bebé de la habitación, con el argumento de que iba a practicarle una prueba médica y fue localizada y detenida gracias a la colaboración ciudadana y muy especialmente de una farmacéutica, que estaba alertada de este hecho y dio la voz de alarma al acudir a su establecimiento para comprar leche para el niño, lo que despertó su sospecha.
Según las diligencias previas, la Fiscalía le imputa un delito de detención ilegal agravado por su realización con simulación de autoridad o función pública, al hacerse pasar por una pediatra y, por ser la víctima, un menor de edad.
El escrito de la Fiscalía considera que “no concurre circunstancia alguna modificativa de la responsabilidad criminal de la acusada”, tras ser valorada por médicos forenses especialistas en psicología y psiquiatría.
El bebé, un varón de apenas tres días de vida, que no sufrió ningún daño durante las tres horas del secuestro, fue entregado en buen estado de salud a sus padres.
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