Garzón ha acudido este lunes a la Audiencia Nacional, tribunal donde ejerció como juez durante años hasta que fue inhabilitado, para declarar como testigo en la causa donde se investiga el supuesto espionaje que Assange denuncia que sufrió por parte de la empresa española UC Global, que estuvo a cargo de la seguridad de la embajada de Ecuador en Londres entre 2015 y 2018.
«El agente de persecución es Estados Unidos; sigue haciéndolo. Desde nuestro punto de vista es ilegal absolutamente lo que está haciendo», ha indicado Garzón ante los medios a la salida de su declaración y ha añadido que este país se nutría presuntamente de dicha empresa de seguridad, que reportaba «con regularidad, minuciosa y pormenorizadamente», lo que hacía el equipo de defensa.
A su juicio, el procedimiento en Estados Unidos ha quedado «totalmente contaminado», porque Assange ha sufrido «una persecución política en la que se han quebrantado todas las normas del debido proceso y se ha actuado con pruebas falsas».
Entregarlo a dicho país supondría «una violación» del derecho de defensa y un «ataque» a la libertad de expresión y acceso a la información, ha sostenido Garzón, quien ha incidido en que el australiano es un periodista que fue perseguido «por revelar hechos gravísimos de crímenes contra la humanidad» y corrupción.
Assange, que estuvo desde 2012 hasta 2019 en la embajada, se encuentra en la prisión británica de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, a la espera de la segunda fase del proceso de extradición solicitado por Estados Unidos.
Durante la declaración de Garzón, se han exhibido imágenes donde aparecen los abogados hablando con Assange y otras con los aparatos de videovigilancia que presuntamente se usaron, «algo escandaloso» que a su juicio solo se podría decir que ocurre «en las películas de espías», pero aquí, ha subrayado, «está en juego la vida de una persona».
Garzón ha recordado que, al coordinar la defensa de Assange, él fue objeto de una «vigilancia específica» en relación con una reunión que mantuvo en Madrid con el expresidente de Ecuador Rafael Correa, «que fue objeto de seguimiento y de rendimiento de información» a «los servicios de inteligencia de Estados Unidos» a través, presuntamente, de la citada empresa española.
También Correa, ha proseguido Garzón, presentó una querella por estos hechos al haber sido presuntamente espiado él y su familia, con «la introducción» de virus en el teléfono de sus hijas «para investigarle y descubrir secretos que eran reportados a otras autoridades». «En este caso, a Estados Unidos o a no sabemos quién», ha dicho.
Según Garzón, Assange está «mal, pero un poco mejor», y se encuentra a la espera de que el 6 de septiembre continúe el proceso de extradición.
Este lunes también estaban citados en la Audiencia Nacional la actual pareja de Assange, Stella Morris, que también integra su equipo legal, y el ex-cónsul de Ecuador en Reino Unido Fidel Narváez.
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