viernes, noviembre 22, 2024
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El jefe del jornalero muerto por calor defiende que actuó sin demora

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Así lo ha relatado Tomás Ballesteros, el abogado del empresario ecuatoriano de 50 años en libertad provisional sin fianza como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores por no haber dado de alta al ahora fallecido, Eleazar Blandón, que sufrió una parada cardíaca en el traslado al hospital lorquino Rafael Méndez desde el centro de salud, en cuyas puertas le dejó solo.

La Inspección Laboral ha abierto expedientes sobre las condiciones de trabajo de los jornaleros que estaban en esa finca, ubicada entre los municipios murcianos de Puerto Lumbreras y Lorca, tras apreciar indicios de que vulneraban la legislación «y los Derechos Humanos».

«Las condiciones en las que se estaba desempeñando esa actividad eran deplorables. Su jornada se extendió desde las 7 de la mañana hasta las 14 horas y luego se prolongó en la recolección de melones en una finca adyacente hasta largas horas de la tarde a una temperatura de 44 grados sin ningún tipo de protección. Y el trabajador murió por estrés térmico», ha indicado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

«Me parte en mil pedazos verte como te despedimos y ver cómo te dejaron, cómo te maltrataron», asegura en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook una de las hermana del jornalero, Karen, desde su localidad natal de Jinotega, donde el Blandón (de 42 años) deja mujer y cinco hijos.

Otra de sus hermanas, Anna reside en Almería, y ha lanzado diversas acusaciones al empresario ecuatoriano en medios de comunicación.

«La muerte de mi hermano no puede quedar en vano, porque es la historia que se repite de muchos inmigrantes que venimos aquí a trabajar, pero no a morir de esa manera tan horrible al dejarlo tirado y que haya sufrido tantas humillaciones como me contó, que llorábamos juntos por teléfono», relataba a Onda Regional de Murcia Anna.

El abogado desmiente esas acusaciones y asegura que el empresario ecuatoriano trabaja codo con codo con sus empleados y en las mismas condiciones, incluido el pasado sábado, cuando se registraban más de 40 grados centígrados en la comarca del valle del Guadalentín, en alerta naranja por temperaturas máximas extremas de 12 a 19 horas: «Es incuestionable que hacía mucho calor, pero había muchísima gente trabajando ese día», comenta Ballesteros al respecto.

Según Ballesteros, al término de la jornada laboral el empresario llevó a su empleado junto con otros dos trabajadores en la furgoneta al centro de salud de Sutullena, que se encuentra a 500 metros y podía aparcar en la puerta. Argumenta que llegar al centro hospitalario hubiera demorado el traslado en unos 20 minutos más.

«Abandono hay, pero no desamparo», indica el abogado sobre la forma en que el jefe dejó a su empleado en el centro de salud sobre las 15:30 horas. Según su versión, habló con el vigilante jurado y una vez en manos de los médicos dio sus datos y su teléfono para estar localizable. Volvió a las 19 horas para interesarse por él, momento en el que habló con él allí la Policía Judicial.

«Estaba sin asegurar, punto y se acabó. Es una infracción administrativa no haberle dado de alta el miércoles, el jueves y el sábado, los tres días en los que empleó», reconoce Ballesteros, para quien su cliente «no pensó que de un mareo se fuera a morir y optó por la opción sanitaria que creyó mejor». Además, declara que no el fallecido no trabajaba por las tardes.

Según sus datos, Blandón había pedido asilo político con una orden de protección internacional el pasado febrero, desde cuando se encontraría en situación legal en España, donde tenía que motivar su solicitud el próximo 20 de septiembre, pero sin poder trabajar. 

AM

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