Se ha producido la quinta sesión, en la Audiencia Provincial de Huesca, del juicio contra Iván Pardo por el asesinato de su sobrina política, Naiara, quien murió en julio de 2017 después de horas de torturas infringidas al parecer porque no se sabía la lección.
También se personaron, la abuelastra y el padrastro de la menor, Nieves Pardo y Carlos Pardo, acusados de un delito de asesinato por omisión, como pide la acusación particular en nombre del padre biológico de la niña.
Los médicos que atendieron a la niña al llegar al Hospital Infantil de Zaragoza el 7 de julio de 2017 han detallado las lesiones que presentaba en la cara, la cabeza, el abdomen, los pies y las manos, las rodillas, la zona lumbar o los glúteos, compatibles con los objetos sobre los que la Policía Judicial informó a los facultativos para su cotejo y que el acusado habría utilizado para provocárselas, como un cinturón, grilletes de inmovilización, una raqueta eléctrica o gravilla sobre la que le obligó a arrodillarse.
En el mismo hospital ya se descartó cualquier posibilidad de muerte fortuita y se determinó que la menor tenía heridas y lesiones contusas, térmicas o eléctricas causadas con solución de continuidad, por lo que se llegó a la conclusión de que fue una muerte absolutamente violenta, con etiología homicida, causada fundamentalmente por un traumatismo craneoencefálico sin descartar el papel de otras lesiones.
No fue una cosa rápida, según uno de los peritos, sino elaborada y que requirió tiempo.
También han descartado, con las cautelas propias de la ciencia médica, que Naiara hubiera sobrevivido en el caso de que hubiera sido atendida antes.
Iván Pardo relató en un primer momento que la niña se cayó desde una altura de cinco o seis peldaños por las escaleras, que después perdió la consciencia y que al tiempo dejó de respirar, instante en el que él mismo le practicó maniobras de reanimación, según declaró.
Al parecer, Pardo no consintió que las primas de Naiara que estaban presentes en el momento de los hechos avisaran a los servicios de emergencia cuando la niña perdió el conocimiento, y la llamada de alerta se demoró unas dos horas.
La menor, según los médicos, tenía heridas de diferente data, especialmente en las rodillas.
También ha declarado un agente de la Guardia Civil que filió al acusado en el momento de su detención y que cogió muestras de sus uñas.
El agente ha explicado que Iván Pardo tenía fracturadas las uñas de los dedos pulgar e índice de la mano izquierda, lesiones compatibles con el hecho de haber propinado un golpe violento, sin precisar contra qué.
M.M.