La enemistad con Bárcenas, que fue quien le propuso como adjunto a la Gerencia en 2004, comenzó en 2009, año en que estalló el caso Gürtel y, pese a que el extesorero fue destituido, siguió trabajando para el partido, algo que Páez «no concebía», según ha relatado en su declaración como acusado en la Audiencia Nacional.
Ha aludido a un episodio que contó Bárcenas hace unos días en el que intervino el entonces gerente del PP de Pontevedra, quien, según dijo, entregó 50.000 euros que habían embargado al partido. Una cantidad, señaló, que salió de la caja b, a la que puso fin en 2009, por lo que decidió dárselo a Rajoy y a la exsecretaria general María Dolores de Cospedal en dos sobres de 25.000 euros cada uno.
Páez ha explicado que, en una conversación con dicho gerente, le dijo que no podían entregar el dinero en efectivo, pero más tarde se lo encontró saliendo del despacho de Bárcenas. Le dijo, ha relatado, que «el asunto de Pontevedra estaba solucionado» y él se lo contó a Cospedal.
A partir de este momento, ha continuado, comenzó a vivir una «guerra cruzada» entre el extesorero y Cospedal, de modo que se dirigió a Rajoy, que le indicó que despachara con esta última. Bárcenas, ha dicho, se puso «furioso» y dio orden en la Gerencia para que no le informasen «de nada».
Le contó entonces al también exsecretario general Ángel Acebes la desconfianza de Bárcenas hacia él, que le situaba en una «posición difícil», y le comentó que no entendía cómo seguía trabajando.
Esto fue un mediodía y por la tarde la secretaria de Bárcenas le pidió que fuera a su despacho: «Entro en el despacho y Bárcenas se puso muy violento conmigo. Me lanzó un mechero que pude esquivar; le dije ‘no quiero que me trates así'».
El extesorero, ha continuado, respondió con amenazas: «Estás muerto, estás acabado». Ha dicho que sintió miedo y subió a hablar con el presidente o algún dirigente, pero no había nadie y se fue. Por el camino le llamó Bárcenas y le pidió disculpas que él las vio «forzadas».
«Tenía miedo porque era una persona que estaba muy presionado y desquiciado», ha confesado, de modo que decidió no volver a la sede porque creía que «esta persona me mata» y la secretaria le dijo que se quedara en casa y despachaban por teléfono.
Un mes después se reunió con Bárcenas y Rajoy, a quien transmitió que no creía en sus disculpas y que no entendía cómo «seguía aquí ejerciendo si de cara a todo el mundo el dimitió».
«Poneos de acuerdo», fue lo que dijo Rajoy, mientras que Bárcenas comentó que se tenía que ir porque había quedado con su abogado y Páez le dijo que eso era mentira. Rajoy, ha indicado, les pidió que no le «complicasen la vida».
«Bárcenas seguía yendo (a Génova) porque se lo permitían y luego me enteré que siguió hasta 2013», ha dicho, y ha añadido que pese a que Cospedal le aseguró que mientras ella fuese secretaria general, él seguiría siendo gerente, al día siguiente le anunciaron que iban a hacer cambios en la Gerencia.
Según su versión, Rajoy le invitó a quedarse con el mismo sueldo y despacho, pero él se negó porque «no quería ser una momia».
«Sabía que tenía muy difícil volver a trabajar porque Bárcenas estaba todos los días en los periódicos y yo había sido su persona de confianza y no me iban contratar en ningún sitio», ha afirmado antes de explicar que finalmente pactó una indemnización por despido improcedente con Cospedal. EFE
A.M.