Un policía local de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) acusado de homicidio imprudente grave durante la detención de una persona, a la que presuntamente asfixió hasta la muerte, ha negado que presionara con las manos en el cuello de la víctima y que esta ofreció una «resistencia activa y agresiva».
En la Audiencia de Barcelona se ha celebrado este jueves el juicio contra el policía local Antonio H.A. por la muerte de un hombre -David, un camarero de 37 años con trastorno bipolar- en la madrugada del 16 de junio de 2014 durante la actuación del agente para reducirlo, y para el que la fiscal pide dos años de prisión y cinco de inhabilitación por un delito de homicidio por imprudencia profesional grave.
Los hechos que han llegado hoy a juicio se produjeron entre las 04,00 y las 05,00 horas de la madrugada del 16 de junio de 2014, cuando dos agentes de la policía local de esa localidad acudieron al polígono Can Estrella, tras recibir el requerimiento de una vigilante de seguridad de una empresa alertando de la presencia de una o dos personas, que habrían accedido a la misma.
Cuando los dos agentes llegaron al lugar, localizaron a una persona merodeando por el polígono industrial, de manera que se acercaron a esta para identificarla, pero salió corriendo.
De acuerdo con el escrito de acusación del ministerio público, «durante su huida, la víctima se golpeó con una valla y cayó al suelo, momento en que el acusado se colocó encima para detenerlo, inmovilizándole con sus piernas y brazo, que colocó alrededor del cuello, presionándolo, provocando su muerte, a pesar de los intentos» del propio procesado y de otros agentes de los Mossos d’Esquadra de reanimar al hombre.
Durante el juicio, el acusado ha declarado que la maniobra de reducción o de inmovilización de la víctima se hizo siguiendo el protocolo, por lo que ha negado que presionara en el cuello del hombre, provocándole la muerte por asfixia.
«¿Cogió por el cuello a la persona que falleció?», le ha preguntado la fiscal, a lo que el procesado ha contestado: «No, le pasé el brazo entre el tórax y el cuello, la fuerza que hice fue de sujetarlo (….) La acción era de control, no de asfixia (…) Yo estaba siempre en el suelo, sujetándolo sin hacer fuerza».
El acusado ha testificado que la víctima mantuvo durante su retención una «resistencia activa y agresiva», como también apunta el ministerio público en su escrito de acusación, golpeándole a él y a su compañero en varias ocasiones: «Me daba pisotones en el pie, me golpeó con la valla en la espalda (….) Recibí golpes y sufrí lesiones con sangre», ha testificado.
La versión del acusado se contradice con las de las dos forenses que examinaron el cadáver y practicaron la autopsia, quienes han declarado que la víctima presentaba una «manipulación del cuello, compatible con una compresión» del mismo, lo que provocó un síndrome asfíxico y una parada respiratoria, y han concluido que la causa del fallecimiento fue una insuficiencia respiratoria aguda.
Han precisado que detectaron en el cuello unas lesiones y roturas que requirieron una «presión fuerte» y que se hallaban a ambos lados del mismo, y unas «formas redondeadas» de color oscuro liláceo «compatibles con los dedos» de la mano.
La fiscal ha elevado a definitivas sus conclusiones iniciales, solicitando dos años de prisión y cinco de inhabilitación para el policía local, además de una indemnización de 120.000 euros para la familia del fallecido, al considerar acreditado que el acusado, con la «única intención» de detener a la víctima, «presiona fuertemente el cuello» de la misma, manifestando así un «desprecio absoluto» a las normas de los agentes.
Para la fiscal, el resultado de la acción del agente acusado no era ni «malicioso» ni «querido», pero señala que su actuación sí fue «peligrosa y no permitida», al presionar el cuello de la víctima con una «intensidad suficiente» como para provocarle la muerte.
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