La Guardia Civil sospechó desde un principio de que el exnovio y asesino confeso de Rocío Caíz, la menor de 17 años desaparecida en Martín de la Jara (Sevilla), estaba relacionado con su ausencia tras comprobar que había comprado una motosierra y que el móvil de la chica no marcaba movimientos fuera de Estepa.
A esta localidad sevillana llegó la joven el 3 de junio, el día que desapareció, para reunirse con su exnovio y padre de su bebé de 4 meses, y en ese punto se pierde la señal del rastreo del teléfono de la menor, por lo que los agentes siempre sospecharon de que la joven no había salido del pueblo, a pesar de los supuestos mensajes enviados a la familia por ella la madrugada del 4 de junio diciendo que se había ido a Badajoz tras robarle 300 euros a su expareja, han informado a Efe fuentes de la investigación.
En esos mensajes, que la Guardia Civil también comparó con la forma de escribir de la joven, que le decía a su hermana Ana que a las cinco de la mañana la había recogido un joven de Badajoz en la puerta de su exnovio (Adrián, de 23 años y nacionalidad rumana), y se había marchado con él para trabajar en la recogida del ajo y casarse, además de pedir a su familia que Adrián, el exnovio, se hiciese cargo del bebé.
En el mensaje explicaba que ya se encontraba en la localidad de Lucena camino de Badajoz, lo que hizo sospechar más aún a los agentes, ya que ni el municipio cordobés se encuentra camino de Badajoz desde Estepa ni el móvil de Rocío había salido de esta localidad sevillana.
Ya extrañó inicialmente que Adrián no denunciase el supuesto robo de los 300 euros, pero al rastrear sus movimientos en internet comprobaron que había comprado una motosierra días antes, lo que hizo estrecharse el cerco en torno a él, aunque la Guardia Civil decidió dejarlo en libertad con “vigilancia pasiva”, controlando que no saliese del pueblo y esperando que cometiese «un error” en caso de tener secuestrada a la menor.
Este miércoles, fue llamado al cuartel de Estepa a declarar como testigo, y 24 horas después se presentó en el cuartel con un abogado y confesó el crimen; declaró que mató a la joven el mismo día que desapareció, para posteriormente deshacerse del cuerpo.
Declaró que mató a Rocío la misma noche en la que ella presuntamente había dormido en su casa, con un cuchillo que lanzó a un contenedor y que no ha podido ser localizado.
Añadió que descuartizó el cuerpo y lanzó las bolsas con sus restos por varios lugares del extrarradio del pueblo, para luego irse a su casa a dormir.
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