En el auto de reapertura con fecha de 2 de septiembre, facilitado por García-Montes, el juez Juan Manuel Hermo Costoya ha pedido al Ministerio Fiscal que se pronuncie sobre esta decisión, por lo que la familia de Yéremi y el abogado confían en que la Fiscalía se muestra favorable para que se puedan practicar las diligencias solicitadas.
Estas diligencias, que figuran en la resolución del juez, se refieren a la identificación de los responsables de la desaparición del niño, averiguación de las circunstancias que rodean su comisión y los medios de prueba que puedan considerarse necesarios.
García-Montes asumió en 2019 la representación del caso y en julio de 2020 anunció que iba a solicitar la reapertura de la investigación contra Antonio Ojeda, el Rubio, el último sospechoso, y la abstención del juez que sobreseyó el caso, por considerar que fue «parcial» en su resolución sobre la que el auto dictado no se ha pronunciado.
En octubre de 2017, el Juzgado número 2 de San Bartolomé de Tirajana acordó sobreseer provisionalmente las investigaciones abiertas a raíz de la desaparición de Yéremi, al entender que no existían hasta ese momento «medios de prueba, siquiera indiciarios, que de un modo objetivo y razonable permitan dirigir la causa contra una persona o personas indeterminadas», tampoco contra Ojeda.
La decisión fue confirmada meses después por la Audiencia de Las Palmas, en un auto que advertía de que proseguir en ese momento la causa sin «indicios sólidos» podría llegar a comprometer legalmente su continuidad en el futuro en el supuesto de que la Guardia Civil descubriera nuevas pistas de lo que le pasó al niño.
García Montes afirmó en julio del pasado año que había estudiado «epígrafe por epígrafe» lo que recogía el juez Juan Manuel Hermo Costoya en su auto de sobreseimiento y que apreciaba que esa resolución no guardaba relación con lo investigado por la Guardia Civil, pues lo consideraba una interpretación «nihilista y subjetiva» que «no se compadece con el atestado policial».
Según el letrado, el propio Rubio se coloca en el lugar donde fue visto Yéremi por última vez y que, en su versión, se refiere a un «niño azul, que es la única verdad que cuenta».
El letrado de la familia sostiene que nadie ha prestado atención a este detalle «tan importante», pues Yéremi Vargas sufría cianosis (coloración azulada de la piel debida a una oxigenación insuficiente de la sangre) desde que nació, como así consta en un informe del Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria.
La pandemia de coronavirus ha dilatado las actuaciones anunciadas por el abogado en julio de 2020. EFE
M.M.