El ministerio público se ha basado en los argumentos dados por los peritos del Instituto Medicina Legal de Aragón (IMLA) al apreciar que el procesado tenía mermadas sus facultades cognoscitivas e intelectivas en un grado medio para aplicar una eximente incompleta de enajenación y renunciar a solicitar prisión permanente revisable.
La acusación particular y la letrada de la defensa, Carmen Sánchez, se han adherido a la petición fiscal, que califica los hechos como un delito de asesinato con la agravante de parentesco y la referida eximente incompleta y reclama, además de la pena de prisión, 5 años de libertad vigilada y el pago de una indemnización de 100.000 euros para los herederos de la víctima.
La defensa ha solicitado, de acuerdo a la recomendación de los peritos del IMLA, el ingreso de su cliente en el centro penitenciario psiquiátrico de Foncalent en lugar de una prisión común.
Los peritos, sobre cuyo informe se ha basado el fiscal para formular su petición, han asegurado que en el procesado, antes de perpetrar el crimen, confluyeron varios factores que determinaron su conducta: la ingestión de sustancias tóxicas y el abandono del tratamiento psiquiátrico que seguía, problemas económicos, la sospecha de infidelidad de su mujer y un pensamiento delirante sobre una supuesta voz divina que le impelía a matar.
Antes de los forenses ha comparecido, tras un biombo de protección y con la ayuda de un intérprete, la esposa del procesado para relatar lo ocurrido a las 23.00 horas del 14 de septiembre de 2020, cuando su pareja cogió un cuchillo de cocina y entró repentinamente en la habitación en la que dormían sus dos hijos menores.
Ha relatado que su compañero cogió a su hija, que dormía en un pequeño lecho junto a su hermano, y la arrojó sobre la cama grande del matrimonio, donde le asestó un corte en el cuello y otro en la parte superior del pecho, heridas que le provocaron la muerte apenas una hora después por desangramiento.
La mujer ha explicado que el acusado no había agredido anteriormente a sus hijos ni a ella, aunque ha admitido que poco antes de desencadenarse los hechos había ocultado en el balcón de la vivienda la mayor parte de los cuchillos de cocina.
Tras las declaraciones de los policías que atendieron a la mujer y a la niña en la calle a la espera de una ambulancia y detuvieron al procesado, el informe de los peritos del IMLA respecto al estado mental del procesado y a sus «ideaciones psicóticas» ha centrado la sesión.
Han explicado que todos los factores que se dieron en la mente del acusado y desencadenaron su comportamiento le llevaron a la convicción de que con la muerte de la niña iba a mejorar su situación familiar y su economía.
Estos peritos han precisado a renglón seguido que el acusado, a pesar de su comportamiento psicótico, «sabía perfectamente lo que hacía», aunque sufría de una alteración de «grado medio» que había disminuido parcialmente sus capacidades cognoscitivas e intelectivas. EFE
A.M.