La operación ‘Hisnlukk’ ha concluido con siete individuos investigados acusados de delitos contra la salud pública, falsedad documental, contra el comercio y los consumidores, así como por constitución de grupo criminal.
Se han practicado registros en varias instalaciones de empresas frutícolas, una en Barcelona, donde se analizó la partida inicial, otra en Castellón, dos en Valencia, una en Alicante -empresa propiedad del líder de la banda-, y la última en Murcia.
Las naranjas, ya retiradas del mercado, fueron adquiridas en Barcelona por el líder de esta red, que conocía el empleo de este plaguicida prohibido en los cítricos que pretendía vender, ha destacado la Guardia Civil.
Quien las adquirió relató a las autoridades que los cítricos detectados en Barcelona habían sido comercializados primero por una empresa de Murcia y posteriormente por una de Valencia y que está última se suponía había contratado a otra para la destrucción de las naranjas contaminadas.
Aunque, agentes del Seprona, con la información que tenían de las autoridades sanitarias, han descubierto la falsedad de esa declaración.
Finalmente los investigadores de la Guardia Civil han encontrado un entramado de empresas implicadas distribuidas por la zona del mediterráneo español y dirigidas por el importador desde Alicante.
Estos plaguicidas son utilizados para eliminar la presencia de insectos, malas hierbas, hongos y otras plagas que puedan afectar a los cultivos que deben ser rociados con estos químicos pare evitar que no lleguen a poderse vender por estar en malas condiciones o incluso que no sean perjudiciales para la salud.
M.M.