El autor del atropello en una terraza de un bar de Torre Pacheco (Murcia) el pasado 17 de septiembre, en el que falleció una persona arrollada, vendió su móvil un día antes a través de Wallapop tras borrar la aplicación de Whatsapp y volverla a reinstalar «con la consiguiente eliminación de chats y archivos».
Además, el terminal telefónico que portaba el día del atropello con el mismo número de abonado que utilizó los últimos años fue reseteado a la configuración de fábrica, «derivándose por tanto una voluntad premeditada para impedir una inspección de su terminal y por ende de su huella digital».
A estos hallazgos hace referencia un informe de la Guardia Civil, al que ha tenido acceso Efe, que fue remitido en febrero al Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, cuyo titular Alejandro Abascal abrió una investigación poco después del atropello ante las sospechas de que se tratase de un acto de terrorismo.
A la Guardia Civil le ha llamado la atención que tanto el móvil que portaba como el que vendió un día antes fueran reseteados. A este último le desinstaló previamente el WhatsApp y después lo volvió a reinstalar, «seguramente» para comprobar la no existencia de dato alguno posterior al borrado, según el análisis de ese terminal que pudo ser recuperado tras aportarlo voluntariamente la persona que lo adquirió.
Esa ausencia de datos en los móviles contrasta además con lo declarado por varios testigos, que aseguraron que usaba mucho el teléfono y algunos le describieron también como una persona «reservada y solitaria».
Los investigadores también han indagado en el «volumen importante» de comunicaciones que mantuvo con «multitud» de empresas de microcréditos con el fin de conocer «la trazabilidad» y afianzar una posible responsabilidad civil frente a las víctimas.
El investigado, Abdellah Gmara, de origen marroquí y fallecido en el atropello, llegó a España en 2008 e ingresó en el centro de menores de Mislata (Valencia), donde permaneció unos 4 años, hasta 2012, por tratarse de un menor extranjero no acompañado, recoge el informe.
Allí, según los responsables del centro, tuvo una relación «estrecha» con una persona vinculada a Comunidades Islámicas de Valencia. Causó baja del centro tras un «contacto» sexual con una compañera de 12 años, si bien el procedimiento quedó archivado tras manifestar la menor que fue consentido y que tuvo lugar en el centro.
La última vez que el personal del centro de Mislata le vio fue el mes antes del atropello, cuando Abdellah acudió a saludar a los educadores.
El día del atropello las cámaras de seguridad captaron el vehículo utilizado, un Volkswagen Golf, en la localidad de Roldán (Torre Pachecho), entre las 10.47 y las 14.27 horas, momentos antes de la tragedia.
Minutos antes del atropello realizó diversos recorridos por Roldán, por lo que se desprende, según los investigadores, que habría efectuado un reconocimiento previo y selección del lugar, «siendo esa terraza concurrida de personas».
Entre las 13.31 y las 13.37 se ve el vehículo estacionado en las inmediaciones de la mezquita de Roldán, si bien se desconocen las interactuaciones que hubiera podido realizar. Lo que sí se conoce es que estacionó hasta en dos ocasiones en las inmediaciones de la mezquita y se deduce que estuvo en el interior del vehículo.
Tras el atropello, además de un cuchillo con el que presuntamente se autolesionó, fueron halladas entre sus pertenencias tres notas manuscritas que la Guardia Civil cree que serían «para reinvindicar el hecho delictivo», pese a que el contenido pueda ser «algo impreciso», lo que achaca a la expresión escrita de una persona extranjera.
Respecto a su estado mental, su historial clínico refleja que sufrió un episodio de ansiedad en 2016 y dijo estar pasando por una situación personal difícil, si bien no consta que haya recibido asistencia o tratamiento psiquiátrico, y sí «múltiples» asistencias facultativas en el centro de salud por problemas digestivos.
Para la elaboración de este informe, la Guardia Civil ha hecho una serie de indagaciones y periciales, entre las que figura el análisis de comunicaciones y redes sociales, si bien del contenido accesible a estas «no existe, hasta el momento, elemento determinante alguno».
Del análisis de las llamadas de su número de abonado, los investigadores han encontrado «algún extremo de interés» sobre el que se sigue indagando, tratando de conocer «la existencia de algún factor radicalizador externo».