Tras comparecer ayer por otra línea de investigación del extenso caso Tándem, Villarejo ha regresado este jueves a la Audiencia Nacional para declarar en el marco de la pieza principal, donde se investigan presuntos delitos de organización criminal y blanqueo, y que persigue, en palabras de la Fiscalía, «identificar» a los «integrantes de la trama y a sus colaboradores» y determinar su «rol» dentro de «la continuada actividad delictiva desarrollada en torno al Grupo Cenyt».
Pero su declaración ha sido suspendida, según informan a Efe fuentes jurídicas, al no haber conseguido acceder a las microcintas que le fueron intervenidas tras su detención, en noviembre de 2017, y que recogen conversaciones de las décadas de los 70, 80 y 90.
La «historia de España», en palabras de Villarejo, que ha lamentado a su salida no haber podido declarar sobre aspectos recogidos en estas microcintas, que, según él, registran asuntos como los GAL o el 23-F.
Quienes sí han comparecido han sido el empresario Francisco Menéndez, a quien se atribuye la denuncia inicial que dio origen a su investigación; y el excolaborador del CNI David Vidal, que fue quien realmente presentó tal denuncia de manera anónima ante el miedo del primero a posibles represalias, tal y como declaró en el juicio que se celebra por otras ramificaciones del procedimiento.
Según las fuentes, Menéndez únicamente ha accedido a contestar a las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción, mientras que Vidal ha mantenido la versión que apuntó en dicho juicio, donde confirmó que fue él quien presentó la denuncia anónima después de que Menéndez le entregase la documentación que dio origen al caso.
Villarejo y su defensa, que han protestado al entrar a la sala de declaraciones al ver a Menéndez charlando con el juez y el fiscal Miguel Serrano, cuestionan que Vidal se reuniese con la Fiscalía antes de presentar la denuncia y que Anticorrupción pidiese indagar quién era el denunciante anónimo cuando, sostienen, sabían que se trataba de dicho empresario. EFE