El Partido Animalista PACMA ha emitido un comunicado en el que pide la dimisión del Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, por haber sido «incapaz» de prevenir y gestionar los devastadores incendios forestales que han devorado la comunidad autónoma en el último mes.
La formación política animalista asegura que «había indicios suficientes como para maximizar las medidas preventivas contra incendios», pero que «ni Quiñones ni la Junta de Castilla y León» fueron capaces de reconocer la realidad ni reaccionar de forma consecuente.
La ciencia nos lo avisó con tiempo: el cambio climático traerá incendios históricos y aumentará el nivel de los océanos. Nos enfrentamos a una extinción masiva que va más rápido de lo que cualquier experto está siendo capaz de prevenir.
El aumento de las temperaturas, sobre todo en los meses de verano, está provocando olas de calor históricas que extreman el riesgo de incendios forestales alimentados por forraje seco, una mala gestión de los cultivos y, ahora, la minimización de los efectivos.
Hace apenas un mes, 30.000 hectáreas de la Sierra de la Culebra zamorana quedaron reducidas a cenizas a causa del impacto de varios rayos durante la madrugada. La situación pudo haberse evitado si los bomberos hubieran tenido los medios humanos y técnicos necesarios para acotar las áreas incendiadas. Lejos de eso, las llamas se han reavivado a causa de unas temperaturas 10 grados por encima de la media habitual en esta época.
En septiembre de 2021, el consejero Quiñones declaraba que no era necesario mantener una plantilla de bomberos profesionales durante todo el año, y apostaba por los servicios voluntarios y no profesionales. Para PACMA, estas palabras le han costado muy caro: «el señor Quiñones debió dejó de mirarse el ombligo a tiempo y escuchar las opiniones expertas sobre cómo el cambio climático podría afectar a una comunidad autónoma con tal riesgo de incendios como la suya».
«Ahora es la gente la que está con mangueras, cubos y tractores defendiendo sus casas, sus tierras y a sus animales porque los bomberos no dan abasto. Castilla y León está en llamas y lo estará cien veces más si quienes gobiernan no tienen ni idea de lo que están haciendo y no se dejan asesorar», explica el presidente del partido, Javier Luna.
Heridos, muertos y un número incalculable de animales calcinados
El equipo de PACMA en Castilla y León acudió en compañía de la portavoz nacional del partido, Yolanda Morales, a la Sierra de la Culebra a finales de junio para documentar y dejar alimento para los animales supervivientes. En ese entonces, los voluntarios explicaban que el silencio era tan devastador como el fuego: «no hay pájaros, no hay insectos, no hay animales en kilómetros a la redonda…». Sin embargo, un brote de esperanza se habría paso cuando las últimas llamas eran apagadas, y los zamoranos volvían a sus casas para retomar esa «nueva normalidad».
El Partido Animalista lanza en su comunicado una opinión clara: «¿no se aprendió lo suficiente de uno de los incendios más potentes de la historia de España? ¿No era posible prevenir que el cóctel climático, la sequía y la falta de medios iban a destruir vastas áreas de monte? ¿No se pudieron evitar las muertes de personas, los heridos por quemaduras e intoxicados y la incalculable pérdida de biodiversidad que iba a azotar Castilla y León? ¿no ha habido tiempo de elaborar un plan de evacuación de animales ante catástrofes naturales o de aplicar el que PACMA presentó hace años?».
Todas estas preguntas esperan su respuesta por parte de Quiñones, que hasta ahora ha delegado la responsabilidad de declarar sobre la situación a otros responsables de menor rango.
Según ha trascendido en prensa, varias explotaciones ganaderas han quedado afectadas por los incendios, desconociendo cuántos animales han perecido por las llamas o la intoxicación por humo. A este respecto, el Partido Animalista critica que nunca se contabilice a estas víctimas que, aseguran, «están condenadas, hacinadas dentro de naves y recintos que quedan cerrados a su merced cuando sus propietarios son evacuados porque no existe un protocolo de evacuación para aplicar y los pocos bomberos que hay están ocupados teniendo que asistir a los vecinos, principalmente a personas mayores. Estos animales de los que las estadísticas se olvidan mueren cocinados vivos en hornos«.