Según la sentencia, el taxista, condenado por un delito contra los derechos y las libertades públicas y tres delitos de lesiones leves, también deberá pagar dos multas que suman un total 1.350 euros, indemnizar a las víctimas y hacerse cargo de 2/3 partes de las costas procesales.
Se considera probado que Angel P.R. que se encontraba montado en su taxi en el aparcamiento de la discoteca Row de Viladecans (Barcelona), cuando vio a dos chicas besándose y empezó a gritarlas «guarras», «bolleras de mierda» y «esto es lo que os gusta«.
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Después, una de las chicas dio un manotazo al coche del acusado para indicarle que se apartara de ellas, pero este contrariamente se bajó del taxi y continuo vejándolas verbalmente más vehementemente.
Una amiga de las víctimas se puso por medio para ayudar a sus amigas, y fue cuando Angel P.R. la tiró al suelo cogiéndola de la muñeca golpeándola posteriormente en la cara, después continuo agrediendo a las otras dos chicas.
La sentencia dice «que si las insultó y golpeó con ira es evidente que fue por su orientación sexual«.
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Angel P.R. también había denunciado a las tres mujeres -en un caso de denuncias cruzadas- por desperfectos en su coche y agresiones hacia él, pero apreciando que su relato no tiene credibilidad el tribunal las ha absuelto a todas.
Según el despacho de abogados de las víctimas, la sentencia sirve para poner «algo de voz y el foco en el alarmante incremento de agresiones de esta naturaleza contra el colectivo LGBTI«.